Ella es una bella gata que iba a mi trabajo cada tarde (Casi siempre a las 3:00pm). Llegaba, maullaba un poco para exigir su respectivo plato de comida y agua, luego se dedicaba a pasear por nuestras piernas hasta que se acostaba en el regazo de alguno de nosotros.
Entre cada tarde aburrida ella nos entretenía o simplemente nos llenaba de amor dejando que la acariciáramos. Algo curioso era que no sabíamos de donde venia, si tenia dueño o no, solo nos preocupábamos por darle alimento y amor, de igual forma ella no pedía mas que eso.
Una tarde no volvió mas, teníamos la esperanza de que quizás consiguió alimento en otro lugar y vendría por mas mimos otra tarde. Sin embargo, no regreso.
Esa hermosa gatita es el vivo ejemplo de lo que experimentamos muchas veces al relacionarnos con otras personas, esas que llegan a tu vida para llenarte de amor y tu a ella, pero un día esas personas deciden emprender otro camino y lo hacen sin regresar a despedirse.
A esa gatita la recordamos con amor, ella nos alegro muchas tardes y nosotros le correspondimos dándole cuidados, no nos entristecemos por su ausencia ni buscamos explicaciones donde no las hay. Muchas personas son solo viajeros que llegan a tu vida como una de las tantas paradas que tienen planeadas en su largo viaje.
Fotos tomadas con: Huawei Acend Y300