Prepararon rifles y comenzaron a dispararle.
Pero llegamos allí, es un hecho.
Tan orgullosamente tendido entre las personas, olvidando el miedo.
Es una pena que Nietzsche no estuviera aquí conmigo.
Pero solo para siempre.
Gritamos donde hay que callar.
Y se irá olvidando de Dios.
Que bien cuando nosotros dos.
No te guste, ríete y guarda silencio.
Y le da generosamente el collar al que tiene la cara brillante.
Siempre debemos creer en dios
Y los líderes del pueblo ya son poetas.
Solo para mi corazón ella es.
Y nosotros, en verdad
Cuánto crees
El sueño, que siempre escribes al final de la historia, entre paréntesis.
No porque estamos en el mismo mundo.