El día de hoy los despertamos con una frase que los hará reflexionar sobre las reglas básicas de una amistad, de convivencia.
Cuando alguien te confía una herida lo mínimo que puedes hacer es cuidar que nada más las vuelva a abrir, que al menos tus acciones no lo hagan. Aprovecharse de un dolor ajeno para herir aún más es de lo más cruel que existe. Es traicionar la confianza, es actuar con mala intención y con el objetivo de herir.
Y claro, todos podemos equivocarnos y hacerlo, tampoco nos convierte en malas personas, pero no deja de ser una mala acción que debemos enmendar. Las heridas que hacemos también nos hieren a nosotros mismos, aprendamos a pedir perdón y a perdonarnos.
Seamos buenos confidentes, cuidemos a nuestros amigos y tampoco causemos heridas a desconocidos, seamos amables con todos, pongámonos en sus pies, actuemos como nos gustaría que nos trataran y sobretodo, hagamos caso a este consejo.
¡Disfruten las historias de hoy!