El estrés en sí no es malo. La Asociación Americana de Psicología lo compara a la tensión de la cuerda de un violín. Si hay muy poca tensión, el sonido será apagado y desafinado; si hay demasiada, será estridente o la cuerda se romperá. Además comenta: “El estrés puede ser el beso de la muerte o la sal de la vida. La cuestión reside realmente en cómo manejarlo”.
Por otro lado, las personas tienen temperamentos distintos y algunas son más saludables que otras. Lo que le provoca tensión a una persona quizás no afecte a otra. Sin embargo, si su rutina lo tensa tanto que no le permite relajarse ni reaccionar bien ante situaciones difíciles, lo más seguro es que padezca estrés crónico.
Hay quienes recurren a las drogas, el alcohol o el tabaco para “manejar” su estrés. Otros modifican sus conductas alimentarias o pasan mucho tiempo frente al televisor o la computadora. No obstante, nada de esto ataca la raíz del problema; al contrario, podría empeorarlo.