_ Este jardín cuenta con una variedad de flores que podemos cultivar aquí, solo lo más natural y recién cortado, podríamos hacer perfumes más exóticos, pero eso implicaría pedir algunas flores de fuera, y eso jamás ¡NO! se perdería la magia, la tradición es nuestro sello de calidad. - dijo con energía y pasión por su labor.
_ ¡Wow!... Si. - exclamo la sorprendida y algo incomoda chica ante la pasión con la que hablaba su instructor.
_ Pero no hay tiempo hoy para hablarte de cada una de estas bellas flores ¡NO! Eso será mañana. - dijo tomando con energía el brazo a Tina y llevándola - Hoy le mostrare el proceso de forma resumida, hacer un buen perfume viene de la práctica, el conocimiento obtenido en la práctica, la experiencia acumulada en la práctica ¡Practica, practica, y más practica! - dijo cada vez con más energía y pasión mientras atravesaban los campos de flores llevando casi a rastras a la señorita que andaba con dificultad - Debes saber cultivar cada flor para saber cuándo es el momento, como cuando una linda niña se convierte en la bella mujer. - dijo de forma inspiradora como si estuviese actuando en una obra teatral mientras jugaba con su largo y rizado mostacho.
Pasarían a un gran cuarto donde se recibían las flores recién cortadas, estas flores eran separadas en grupos, unas se llevaban enteras, mientras otras eran cortadas de formas especificas dependiendo de la flor, Tina pudo ver que cada uno de los trabajadores era ya un experto en su trabajo, escoger cada flor con vista certera, y cortarlas con pequeñas cuchillas como si fueran cirujanos operando a corazón abierto, no podía dejar de sentirse maravillada con cada trabajador de la villa de su familia, cada uno ponía interés, amor, y mucho orgullo en su labor, se veía que el lema de su casa estaba forjado por cada hombre y mujer que trabajaba, no pertenecían a la misma familia, pero defendían el mismo honor. Sintiendo otro fuerte jalón, seguirían el grupo de flores que serían cortadas, su parada sería un gran salón con varias destiladoras.
_ Aquí hacemos el primer paso para realizar nuestros perfumes, hoy tenemos una colección de rosas, un perfume clásico. - dijo con una ligera risita emocionado mientras jugaba con su bigote – Cada flor es cortada para que libere mejor su aroma y colocada en estos contenedores, veras que en su interior se encuentra un contenedor de la mitad de su tamaño, en el espacio de fuera van los trozos de flores con algo de agua en proporciones equivalentes a una taza de flores por media taza de agua, sencillo, luego se enciende unas brazas debajo para que hierva con lentitud, de esa manera toda la esencia será tomada sin dejar nada, finalmente lo tapamos y dejamos que la condensación separe el aceite esencial de todo lo demás ¿Sencillo verdad? - dijo con una amplia sonrisa mientras explicaba todo el proceso.
_ Pues sí, suena más sencillo de lo que… - expreso con inocencia antes de ser interrumpida con fuerza.
_ ¡NO! - exclamo con su usual energía – ¿Crees que esta simple agua de rosas es lo que sacamos al mercado? ¿Crees que esta simple agua de rosas es nuestra joya? ¡NO! Esta mi niña es el aceite esencial que hemos extraído recién. - dijo mostrándole una botella con un líquido con una espesura ligeramente más aceitosa que el agua corriente – Por favor, usa esa linda naricita y dime que hueles. - dijo acercado delicadamente el pico de la botella a Tina para que olfateara ligeramente.
_ Esto huele a rosas… pero… - hizo una pausa para poder describir la esencia familiar.
_ ¡Pero no es “El Agua De Rosas” que es nuestra joya! - enfatizo su tono para hacer notar su punto – Esto de aquí podría ser fácilmente vendido, pero no seriamos la perfumería de renombre que somos si solo vendiéramos esta cosa ¡NO! No hacemos perfumes baratos, tomamos la esencia total para que una fina dama o un distinguido caballero de finos gustos, lleven consigo el aroma de una flor y el orgullo de esta casa. - dijo con un mano en el corazón y la vista a una fantasía – Ahora si mi querida señorita, iremos a la siguiente fase para llegar de una “piedra brillante” a “una joya”. -
Nuevamente llevaría a Tina con energía a su siguiente parada, algo muy parecido al hangar de vinos, un sitio algo rustico y con un olor un poco extraño comparado al lugar fresco que era dentro de la casa, ahí observó a unos obreros de un aspecto menos refinado que tomaban el grupo de flores que quedaban enteras, les veía tomar un marco de madera, como un cajón, que llenaban de una pasta de color blanquecino que era alisado de forma pareja en el fondo, luego tomarían cada flor una a una y las colocarían en esta pasta formado una cama de flores, luego les vería recubrirlos con la pasta de nuevo y repetir el proceso.
_ Monsieur Vincenzo ¿Qué hacen estos trabajadores? - pregunto muy curiosa mientas se acercaba a un barril lleno de la substancia
_ ¡Ho! Si, ellos utilizan una técnica tradicional que se ha usado en esta casa por siglos, se llama “Enfleurage” o "Enflorado". -
_ ¿Y que es esta pasta que usan? - dijo tomando con su dedo algo de esta del borde del barril.
- Es la mejor grasa de cerdo que se pueda conseguir señorita.- dijo con un tono de mucho orgullo.
_ Es… ¿Grasa?... - dijo algo impactada y asqueada mientras lentamente se limpiaba el dedo.
_ Así es, es una técnica que se usaba desde siglos atrás, el enflorado fue abandonado por muchas compañías para utilizar métodos menos… Onerosos. - dijo con ligeras comillas al aire - ¡NO! ¡Tradición! Es eso lo que define a esta marca, hoy en día muchos usan extractos obtenidos en laboratorios con frías máquinas y ambientes estériles ¡Así no se puede capturar la verdadera esencia! ¿Dónde queda el orgullo del trabajo con tus manos? ¿Dónde está la alegría y verdadera energía que vive en los aromas? ¡NO! Nosotros mantenemos viva esta técnica antigua, tal vez este proceso se lleva unas pocas semanas, pero le aseguro señorita Tina, que esto toma por completo y de forma más intensa el aroma, luego con algo de alcohol puro separamos la mezcla y con una técnica similar a la anterior la evaporación elimina el alcohol dejándonos la pura esencia. -
Tina se sentía maravillada de cómo se expresaba el señor Vincenzo, casi la hacía olvidar por completo el asco por tocar grasa de cerdo, y casi le hacía olvidar que tendría que aprender esa parte del oficio si quería dirigir también el negocio de los perfumes como su abuela, y para hacer la cosa más incomodas, sus pensamientos se hacían más turbios mientras más aspiraba el pesado olor de la grasa.
Por suerte para ella el recorrido tenía una última parada, y en palabras del señor Vincenzo, era momento de “develar la verdadera joya”. Volverían a la casa para ver que justamente un trabajador llevaba una caja de madera llena de botellas del extracto de la grasa, y del otro lado del pasillo venia otro trabajador con botellas del extracto destilado de la rosa, ambas se juntaban en un cuarto donde los maestros perfumistas hacían la magia de tomar ambos extractos y volverlo la mezcla condensada de la esencia de la rosa.
El producto final desprendía un aroma más fuerte, se dividiría entre cada perfumista para ser mezclado con diversos aceites naturales y hierbas, Vincenzo le explicaría a Albertina que al igual que el vino estos perfumes debían ser dejados en una especie de añejado por unos días de manera que se juntaran bien todos los aromas de los aceites de complemento y las hierbas, pero por suerte para ella ya tenían una muestra lista para su revisión. Era la hora decisiva, de aquí se determinaría si la muestra seria merecedora de llevar el sello de la casa Belladona, la misma señora Dona hacia acto de presencia en estas ocasiones, y como siempre, muy presente, pero a bajo perfil, se encontraba con ella su fiel mayordomo, Tina no puedo evitar sorprenderse de nuevo, ella había salido sola con su abuela, nunca vio llegar a Nico en ninguna parte del recorrido.
Con un gotero tomarían una muestra del fino aceite esencial que se veía de un potente color rojo, el maestro perfumista estaba a punto de ofrecerle la muestra a su patrona como siempre, pero esta le detendría.
_ Este perfume representa la belleza misma de la rosa, y quien más para lucirlo que la piel de una joven señorita. - dijo mirando a su nieta y pidiéndole con un gesto que estirase su mano.
El perfumista pondría apenas dos gotas en la muñeca de tina, esta a su vez como una fiel consumidora del producto de su familia frotaría ambas muñecas una con la otra, haciendo que el aceite penetrara su piel y liberara mejor su aroma, lo siguiente fue pasar uno por uno olfateando ligeramente a una distancia moderada de la muñeca de la joven, cada uno estaría de acuerdo en que la esencia era muy buena, y que el aceite lucia bien en la piel de la joven, su misma abuela se permitiría olfatear muy cerca de su piel.
_ Tal y como dije, una bella flor merece lucir un aroma igual de bueno, pero quiero oír lo que tiene que decir la confiable nariz de este muchacho. - dijo girando a ver a Nico que se notaba algo preocupado, aún tenía esa inseguridad en sus ojos por incomodar a la señorita.
_ Si… Por favor Nico. - solicito Tina con una voz amable
Nico miraría a los ojos de la joven, esta intentaría desviar la vista de nuevo, pero resistiría, los nervios no le impedirían a Tina demostrarle a ese alto joven de cabellos negros que podía seguir con total confianza. Dando un par de pasos la joven señorita extendería ambas manos y delicadamente las posaría sobre los guantes de Nico como una pequeña ave en una rama, luego el alto joven tendría que bajar un poco para acercarse con respeto a las muñecas de Tina, alzaría una última vez la vista buscando aprobación de la joven, quien con una delicada sonrisa le daría el permiso, acto seguido cerraría sus ojos para centrarse en el aroma, y olfatear un poco a distancia moderada, pero antes de que intentase retirarse Tina haría la jugada osada de tomar el rostro del joven mayordomo.
Nico estaba atrapado, ese ligero movimiento no le dejaría reaccionar correctamente, ya fuera por accidente o un instinto muy fuerte Nico tomaría las manos de Tina, en ese momento ambos cruzarían sus miradas, por un segundo el tiempo se detendría para que Nico se deleitara con aquellos ojos cafés, y se dejara dominar por apenas una simple caricia del dedo de Tina en su mejilla. Finalmente, el mundo continuó moviéndose, y Nico volvería a cerrar sus ojos para dejarse embriagar por el dulce aroma de la piel de Tina más que del perfume, abriría sus ojos nuevamente, por un segundo Tina pudo ver como las pupilas de Nico se habían dilatado, era más sencillo notar ese cambio en esos ojos amarillentos grandes y brillantes, cada uno soltaría ligeramente al otro para poder retirarse actuando como si nada.
_ Y dinos Nico ¿Qué veredicto nos da esa nariz tuya? - dijo el señor Vincenzo emocionado por escuchar la opinión de quien fuera el más confiable confidente de su patrona
_ Es… Un aroma dulce y fuerte, capaz de embriagar y envolver tus sentidos, y de calmarte como una dulce caricia. - dijo mirando de reojo a Tina y esbozando una discreta sonrisa que fue respondida de vuelta.
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