Un viscoso ser se arrastraba lentamente a través de la selva, todo su cuerpo era super sensitivo, era capaz de detectar cualquier ruido, movimiento u olor que se produjera a metros de distancia de donde él se encontraba y al mismo tiempo era prácticamente imperceptible para los demás.
No tenía depredador, no tenía enemigos, pero él sí podía llegar a ser peligroso para otros seres vivos. Su informe cuerpo le hacía muy escurridizo, estaba capacitado para poder colarse por cualquier grieta o hueco que hubiese y se podía desplazar por todo tipo de superficies, ya estuvieran secas, mojadas o heladas.
Tuvo diversas tentativas de ser devorado, pero ningún animal se había visto, hasta ahora, capacitado para hacerlo, debido a la dificultad para ser atrapado y al veneno que segregaba su cuerpo transparente.
Incluso había sido abordado por algún humano, que había tratado de meterlo en una bolsa para llevárselo para ser estudio, pero siempre escapaba, cuando por fin era atrapado, dividía su cuerpo en varios pedazos que volvían a caer al suelo, metiéndose entre los rincones más pequeños y oscuros y posteriormente bajo tierra volvía a unirse en uno solo.
Su aspecto engañaba, ya que era fuerte, escurridizo y casi indestructible, al verlo no se sabía si podía ser del planeta Tierra o acaso era un viajero interestelar, debido a sus altas dotes de supervivencia y a la extrañeza de su cuerpo. Incluso parecía ser que fuese el ser más inteligente que jamás había pisado el planeta.