¿Por qué dejamos de hacernos preguntas? Simple y sencillamente por ser unos holgazanes, y en algunas ocasiones, pensamos en que sabemos todo, y nos importa un “pepino” lo que piensen los demás. Al hacer esto, estamos totalmente equivocados; primeramente, porque no nacimos sabiendo, sino que tuvimos que aprender a aprender. Hubo personas que se hicieron preguntas de ¿cómo se hace?, ¿cómo lo soluciono?, ¿por qué esa respuesta?, etc. Esto nos lleva a lo importante de cuestionar lo que vemos y también lo que hacemos.
El preguntar va muy unido a una característica que identifica a las personas: la curiosidad. Lo que mencioné anteriormente no está generalizado, ya que, en realidad, aunque somos holgazanes, también somos muy curiosos por instinto.
Cuando era pequeño, me preguntaba porque llovía, y tratando de buscar respuestas llegaba a la conclusión de que Dios tenía una llave “grandota” y la abría para regar a las plantas. Desde pequeños tenemos el instinto de preguntar, de querer saber las respuestas a ciertas preguntas y pues en realidad somos muy preguntones.
Yo pienso que no podemos crecer y desarrollarnos si tenemos las respuestas antes que las preguntas; la tecnología nos ha dado las respuestas antes que las preguntas y por eso hemos estado perdiendo el interés de preguntar.
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