Es fácil amarse unos a otros cuando la adversidad y las dificultades no están presentes. Sin embargo, en la vida real, la relación de cada pareja, al menos una vez, pasa por una verdadera prueba de fuerza.
Así, Genial.guru ha recopilado para ti 10 historias sobre personas cuyo amor no teme a las adversidades, sean del tipo que sean. ¡Eso es sentimiento y entrega en estado puro!
Una tarde me di cuenta de cuánto hay que amar a las mujeres. En un paso de peatones subterráneo ayudé a una anciana que cargaba unas bolsas a subir las escaleras. Ella me agradeció el gesto y después de vacilar un poco me pidió que la acompañara hasta la entrada de su casa. Resultó que le hacía falta mi ayuda para alcanzar cuanto antes su hogar porque su marido cada vez que ella salía, iba hasta el portal a buscarla. Un anciano, casi ciego, con un bastón, apenas se movía a la entrada de la casa. Caminaba para encontrarse con su amada y llevarle las bolsas que ella cargaba desde la tienda. Inmediatamente, me vino a la mente con qué frecuencia me negaba a ir a buscar a mi novia, que venía de una tienda o desde el tren, porque simplemente no me apetecía levantarme y salir.
A los 19 años perdí una pierna. En aquel tiempo salía con una chica y estábamos enamorados. De repente, ella se fue al extranjero, alegando que lo hacía para ganar dinero para nosotros. Quería creérmelo, pero entendía que me estaba mintiendo. Un día le dije que quería dejarla, porque era lo mejor para ella. Aproximadamente un mes más tarde, estaba en casa cuando sonó el timbre. Agarré mis muletas, abrí la puerta ¡y allí estaba ella! No tuve tiempo de decir nada cuando recibí una bofetada en la cara, no pude aguantar de pie y me caí. Se sentó a mi lado, me abrazó y me dijo: “Idiota, no te abandoné. Mañana vamos a la clínica, donde te podrás probar tu prótesis. Me fui a ganar dinero para ti. Puedes volver a caminar de nuevo, ¿entiendes?” En ese momento, sentí un nudo en mi garganta, no podía decir media palabra. La abracé con fuerza y simplemente me eché a llorar.
Mi hermana mayor se casó. Muy a menudo su marido se porta como un crío y muestra cara de disgusto diciendo que no va a comer uno u otro platillo: ella no le ha cortado la carne como a él le gusta. En estos momentos, recuerdo al exnovio de mi hermana: ella preparaba hígado de pollo y él siempre lo comía diciendo que no había probado nunca nada más rico. Luego resultó que él tenía intolerancia a esa comida, pero está claro que amaba a mi hermana locamente.https://steemit.com/like/@leo2q/amo-mi-venezuela