El día de hoy quiero ser partícipe de el concurso de nuestra stemian @merryslamb espero y sea de su agrado.
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Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, pero siempre el ciego termina viendo.
Adriana, una muchacha de 17 años con lentes, de piel nívea, cabello bastante alisado como para decir que es muy bonito y largo, con ese tipo de actitud la cual no habla tanto pero tampoco es callada, una señorita que puede decirse respetable, con un alto coeficiente intelectual y buena personalidad, se encuentra dentro de lo que algunos llaman ''mie***'' y otros lo conocen como ''lo bonito de la vida'' ó ''la verdadera felicidad''.
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Un día común Adriana se dirigía al mercado, a la hora de pagar tuvo que hacer una fila de tres personas, delante de ella se encontraba un hombre que por su físico es calculable a unos 25 años, alto, de piel parda y extrañamente con ojos color verde, con una barba bastante espesa, y con torso y piernas bien tonificados, sinónimo de horas y horas en el gimnasio. Al momento de pagar el hombre sin prudencia alguna le saluda cordialmente, Adriana corresponde al saludo, ahí ambos comenzaron algo que ni ellos sabían como detener.
Aquel día común de hacer mercado, para Adriana se convirtió en algo especial, aquel día intercambiaron números y hablaron por horas durante un tiempo, se estaban conociendo lo suficiente y a la vez creando lazos más fuertes que dos simples amigos. Adriana por su parte nunca había creado lazos de este tipo con alguien, contaba con 17 inocentes años de estudio y preparación, y un sueño el cual era ser algún día la Doctora Adriana.
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Al comenzar el año inicial en la carrera de enfermería, Adriana se torna poco interesada en la carrera y mucho más entusiasmada en la relación peligrosa con aquel hombre, puesto que sus padres totalmente ejecutivos de ninguna manera aceptarían una relación a su edad. Todo iba bien en la relación siempre el enamorado de Adriana fue algo distante pero todo corría bien, hasta que una noche sin luna y poco estrellada Adriana repentinamente recibió un mensaje de su enamorado diciendo: ''Espero que duermas bien yo me iré con los panas un rato, hablamos mañana''. Esto no era normal dentro de el comportamiento de su hombre por lo cual esa noche Adriana no durmió muy bien, pensando en una sola cosa, el mensaje que recibió de su enamorado a eso de las 10 de la noche.
El mismo mensaje fue enviado por parte de Él seguidos fines de semana, llegaron rumores por parte de algunas amigas de Adriana, diciendo que su hombre la engañaba, que las veces que salía se dirigía a casa de su ''amiga'', salían juntos los fines de semana, y aparentaban ser más que amigos.
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Adriana por su parte no lo creía, decía que Él no le podía hacer eso, acusó a dos amigas de ser blasfemas sin dudar en ningún momento de su hombre.
Pasaron los días y Adriana olvidó lo pasado con sus dos amigas, nunca afrontó a su querido y Él volvió a darle su atención ''todo volvió a la normalidad''.
Adriana amaba a su hombre, Él ''la amaba''. Pasado el tiempo una noche salieron en el carro de Él, cenaron en un lugar común y luego Él la llevó a un lugar muy bonito, era una colina a las afueras de la ciudad bastante sola y con bonita vista de toda la ciudad.
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Ambos estando solos se comienzan a consumir en si mismos, labios húmedos se juntan para formar un beso, ella tímida se deja llevar y se recuestan en una sábana, una huella dactilar de ÉL queda plasmada en un abdomen erizado, las manos del hombre hace un recorrido por todo su cuello, besos envueltos en frenesí recorren los labios de Adriana, ella resignada a ser de Él y de nadie más acaricia su espalda, un leve movimiento de caderas involuntario por parte de ella la eleva, franelas fuera de cuerpos y pantalones a medio abrochar encienden la llama de ambos cuerpos, Él extiende su mano por la espalda erizada de ella y de un movimiento simple desabrocha un brasier que hace rato quiere ser extraído de su ser, regresa su mano hasta el pecho y cuando se dispone a tocar sus senos con toda la lujuria de si mismo se escucha un ruido, y opaca todo sentimiento sexual de ambos. Un carro se aproxima directo hacia ellos y se detiene detrás de el carro de Él después de un chirrido de neumáticos, sinónimo de frenos repentinos, en un movimiento de inercia ella se coloca la franela de revés, Él abrocha su pantalón, al mismo tiempo se bajan dos hombres del carro, uno grita: ''¡Al suelo!'' mientras el otro desenfunda un Glock calibre 22 y apunta a el enamorado de Adriana, ambos obedecen a la voz de mando y se echan al suelo, ella rompe el llanto mientras Él, confundido toma la mano de ella y le dice: ''calma todo va a estar bien'', justo ahí todo se volvió totalmente oscuro para ambos.
Mientras el sonido de una puerta cerrandose despierta a Adriana, de inmediato abre los ojos y observa la silueta de un hombre, intenta ver su cara pero está cubierta completamente por un pasamontañas; explotan los ojos y corren lágrimas por encima de una mordaza, intenta levantarse, he aquí cuando se percata que está atada a una silla, mira a su alrededor y está en un cuarto muy iluminado, con mucho frío y con un hombre de pie frente a ella, se calma un poco y entre sollozos le pregunta a su ''secuestrador'' : ¿dónde está mi novio?. Ella preocupada por su amado, el hombre de su bolsillo derecho saca una navaja, a su vez le dice a Adriana: ''Tranquila, todo esto pasará más rápido de lo que crees'', la voz del hombre es distorsionada por un aparato en su mejilla, utiliza la navaja para abrir un frasco de Propofol y para destapar una jeringa, introduce la aguja en el frasco y absorbe una mínima cantidad, Adriana sin poder creer lo que está viendo solo hace intentos fallidos de gritar, mientras el hombre se da vuelta hacia ella, ella no se puede mover, el la toma por el brazo, ella llora sin parar, el introduce la aguja en su vena basílica, ella nunca tuvo opción a nada, sólo a quedarse quieta.
Poco a poco su llanto fue cesando, su respiración se volvía cada vez más lenta y su mirada se perdía entre parpadeos poco conscientes, y de un momento a otro, se quedó dormida ...
Nuevamente se despierta, esta vez con un fuerte sonido, logra ver que ha sido cambiada de lugar, ahora estaba acostada en una cama, amarrada de pies y manos y con tan sólo la ropa íntima, intenta ubicarse pero lo que ven sus ojos nunca lo había visto antes, vuelve a observar su cuerpo y nota que en su ropa íntima inferior hay un poco de sangre rompe el llanto otra vez pensando en una violación intenta gritar pero no puede, intenta moverse pero no puede, al dejar de luchar con los amarres, escucha unas 3 veces más el sonido que la hizo despertar, he ahí cuando da cuenta de que son disparos, abren la puerta y entra su enamorado, el desamarra sus pies y manos pero no quita la mordaza de su boca, ella lo abraza y el la voltea bruscamente quedando ella de espaldas hacia el, toma las débiles manos de Adriana y coloca esposas. De pronto siente el tacto frío y metálico en la cien de un arma y escucha la clara voz de su enamorado diciendo: Esto es un secuestro Adriana, si te quedas tranquila pueda que no te pase nada.
A las afueras de el cuarto donde se encontraban se escucha: ''¡estás Rodeado Bonny, suelta a la chica!''. Adriana entra en pánico y el la sujeta con más fuerza y le susurra al oído: ''Vamos a salir, afuera hay un carro negro que pedí para poder escapar, no te pasará nada a menos que hagas algo estúpido''. Ella envuelta en desesperación asiente con la cabeza y se dirigen hacia la puerta salen de la habitación y se dirigen hasta la puerta principal, Adriana aterrorizada aún con el arma en la cien ve a unas dos docena de policías, observa y ve dos cuerpos tendidos en el piso. Bonny hace un disparo al aire y grita: ''Todos, tiren sus armas o le vuelo la cabeza'' pasan dos segundos los policías no obedecen y Bonny dispara muy cerca de la cabeza de Adriana, he aquí cuando los policías con calma y uno a uno colocan las armas en el piso, de pronto se escucha un disparo, un fuerte disparo, no es un arma común, no es un Glock calibre 22, no son las armas de las dos docenas de policías, junto al sonido del último disparo Adriana siente un líquido cálido que corre por su mejilla, y se estaciona en su barbilla, de momento siente que el tácto de la pistola en la cien ya no está, siente que Bonny deja de sujetarla, ahí cae en cuenta que un rifle fue disparado desde más allá de los policías, disparo el cual perforó el ojo de Bonny y goteó sangre en la mejilla de Adriana, ahí, ahí todo terminó.
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Pasó un mes y Adriana seguía yendo al psicólogo junto con sus padres, en una salida de esas llegando a casa a Adriana tiene arcadas, las ganas de vomitar eran estúpidamente inevitables, abrió la puerta de la camioneta y salió de si mucho vómito, fue automedicada por su madre en casa, con pastillas para vómitos y dolor de cabeza que era lo que tenía.
Al pasar el día hacen exámenes yo todo sale normal, excepto la prueba de embarazo, tendría un bebé de quien en algún momento fue su amor, de quien el algún momento fue su violador y en algún momento fue su secuestrador.
Esta es una adaptación de la historia original “No hay peor ciego que el que no quiere ver” de @MerrysLamb”
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Felicidades obtuviste el segundo lugar del concurso, así que revisa tu billetera :)
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