Quedan pocos días para Navidad y muchos niños ya han hecho sus cartas a Papá Noel y a los Reyes Magos. Muchos padres tienen ya todo previsto y se habrán gastado mucho dinero en regalos.
Un año más y a modo de toque de atención para los papás, quiero comentar que el mejor juguete no es el más caro, ni el más moderno, ni el que un hijo pone el primero de la lista.
Puede sonar irreal, puede sonar extraño, pero los niños necesitan pasar tiempo con nosotros igual que nosotros necesitamos pasar tiempo con nuestros seres queridos.
Hemos sacado a los niños de las calles porque éstas ya no son seguras. Esto hace que estén en casa y que todo el juego que desarrollaban fuera con sus amigos, tengan que hacerlo dentro, normalmente solos.
Recordando mis tiempos de niño, los juegos en la calle eran de correr, pillar, chutar, pedalear, saltar, etc. Nadie traía un aparato sofisticado a pilas que nos concentrara en un punto concreto y nos hiciera agacharnos para verlo.
Pero ahora, como los niños juegan en casa, se encuentran sin compañía demasiado a menudo con sus ejércitos de juguetes.
Haced una representación mental de los juguetes de vuestro hijo y de su habitación y preguntaos con cuántos de esos juguetes habéis pasado un tiempo compartido con ellos.