Todos los caminos son lo mismo: no nos llevan a ninguna parte. Sin embargo, un camino sin corazón nunca es agradable.
Un camino con corazón resulta sencillo pues a un guerrero no le cuesta que le tome gusto; el recorrido se hace gozoso; mientras un hombre lo sigue, es uno con él. Sentirse importante lo hace a uno mas pesado, torpe y hasta banal. Para ser un guerrero se necesita ser liviano y fluido.
Todo el que quiera seguir el camino del guerrero ha de librarse de la compulsión de poseer cosas y de aferrarse a ellas.
Y no me aferro ya a nada, para así no tener nada que defender.
No tengo pensamientos, para así poder ver.
No temo ya a nada, para así poder acordarme
De mí.