Y nadie más que tú

¡Hola amigos de Steemit! Hoy traigo para ustedes un nuevo contenido.

Ayer vi una película que desde hace tiempo me traía intrigada, por fin pude verla. Se llama, en español, “Y nadie más que tú” y es con este actor alemán que me encanta Michiel Huisman y una morena muy bonita de protagonista, llamada Gugu Mbatha-Raw. La película trata, sin entrar en detalles, del tema de la pérdida, de la muerte.

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Y con este tema me apropio de algo que muchas veces asumimos como distante, como que no va a pasarnos a nosotros. Sin darnos cuenta que constantemente, estamos muriendo y volviendo a nacer. La muerte física no es la única muerte. Al final, la raíz de la muerte, es la separación. Y vaya que si tenemos separaciones a lo largo de nuestras vidas. De eso se trata entonces el dicho que habla de “vivir como si fuera el último día”, asumiendo la impermanencia, teniendo presente que puede que las cosas cambien, que no vuelvas a ver a esa persona, o no vuelvas a vivir ese momento, o esa oportunidad que quieres no va a volver a presentarse en tu vida.

Tampoco es el otro extremo, es más bien reflexionar, ubicar la prioridad y decidir en qué se va a invertir el tiempo (que es lo único que no se recupera), a que le vas a colocar tu intensión y qué vas a hacer en las situaciones que se te presenten de aquí en adelante: ¿Seguir actuando como si las cosas fueran eternas? O comenzar a caer en cuenta quizá, que los momentos del presente podrían no repetirse. De hecho, nada se repite. Aunque estés con la misma persona, o en situaciones similares, nada es igual. Todo en la vida es un momento único, cual huella dactilar. Y eso, para mí, es importante asumirlo desde la responsabilidad.

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En la película, constantemente habían personas evadiendo sus realidades, a través de cualquier cosa. Controlando la vida de otros, asumiendo la vida de otro, sintiéndose enfadados por alguna tontería irrelevante ante una situación de mayor magnitud. Todas, situaciones y actitudes que solo te quitan el privilegio de vivir y disfrutar el presente. ¿Qué si duele? En ocasiones, sí. Porque se trata de soltar el ego, y el ego se aferra. Claro que va a doler. Pero duele más una vida en el futuro o en el pasado, duele más haber vivido por otros y no vivir la propia vida, duele más conservar por tiempos infinitos actitudes y sentimientos destructivos que a la única persona que le impiden avanzar, es a ti mismo.

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Entonces sí, quería dejarles esta pequeña reflexión e invitarlos a preguntarse en que están invirtiendo su tiempo presente. Todo el tiempo, preguntarse a cada minuto que envuelve tu realidad. Que pensamiento, que acción, que actitud, que proyecto. Y si ese algo vale la pena vivirlo, si te hace sentir lleno, si te agrada, si quieres estar ahí; pero desde la honestidad. No desde el ego, que nos arrebata la capacidad de sentirnos vulnerables y desde allí expresarnos.

En serio, no tiene sentido fingir una vida. Créanme.

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Hoy también leí un pequeño fragmento de un libro de ensayos cortos de Hermann Hesse. Lo compartió una amiga, y el escrito se llama “el alma”. En este caso quiero rescatar algunas frases que nutren mi publicación de hoy, donde se hace énfasis en dejar de vivir desde las máscaras e intentar ser un poco más auténtico cada día. Dice así:

“Si ahora uno de los jóvenes hiciera lo que realmente quiere y siente, alargaría la mano a su compañero o le daría una palmada en el hombro y le diría algo así: “¡Dios mío, que mañana tan hermosa, todo brilla como el oro y yo estoy de vacaciones! ¿Verdad que es bonita mi nueva corbata? Oye, tengo manzanas en la maleta ¿Quieres una?”. Si hablase así, el otro experimentaría un raro gozo, una emoción, algo parecido a una risa y un sollozo al mismo tiempo, porque sabría perfectamente que lo que había hablado era el alma del compañero de viaje, que no se trataba de las manzanas ni de la corbata ni de otra cosa, sino de la irrupción de algo hacia la luz, su ambiente natural, algo que todos mantenemos oculto por culpa de un compromiso […] Pero no lo expresaría. Se agarraría de una respuesta convencional, pronunciaría una frase sin sentido […] Juzgaría con la cadena del reloj, miraría por la ventana y por medio de mil recursos semejantes daría a entender que no estaba en absoluto dispuesto a exteriorizar su alegría, y que no demostraría ni confesaría nada, que no fuese cierta compasión hacia un hombre tan inoportuno”

¿Y ahora? Luego de leer esto… ¿Piensas que vale la pena seguir conteniendo los tratados de tu alma? Dejándote llevar por la marea autómata que se mueve al ritmo de la sociedad, de sus prejuicios y de sus costumbres. Que no hacen más que coartar la autenticidad que todos llevamos de forma innata por dentro.

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Y esto es todo por hoy, a pesar de que no escribí mucho de la película sería interesante verla después de leer esta visión. Por favor, si lo haces déjame los comentarios de tu experiencia por acá, y en caso de otra cosa, me encantaría saber que piensas acerca de lo que acabas de leer.

¡Muchas gracias por su tiempo! Nos leemos pronto.

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