El talento de @chejonte es de origen natural, pero si a eso le sumas el trabajo y el orden, el resultado esta en otro nivel.
Se agradece el preámbulo, no solo por la ayuda al lector que supone, sino también por lo que tiene de elogio a los participantes anteriores en este hilo; Claro que se trata de una droga tremendamente adictiva que podría dejarnos colgados en una existencia exclusiva del ego. Aun así ¡profundamente agradecido por ese esfuerzo suplementario!.
Desde donde recoge el guante del reto, no puede empezar el relato de otra forma que no sea el de la intimidad del pensamiento y las sensaciones (o falta de ellas). Pero el relato pronto tomará unas direcciones que nos van a sorprender. Y la sorpresa viene por que hace algo que yo diría que aun nadie se había atrevido a plantear.
Lo resumiré así; en la historia inicial se presentan personajes, únicos o en pareja, algunos ya se predisponen a tener una interacción natural (los clientes y trabajadores del puticlub) otros son tan dispares que pueden llevar la historia a cualquier remoto lugar de la imaginación. Pero @chejonte no se conforma con aceptar la física de este escenario y decide hacer lo impensable, ¡romper los átomos!
Lo hace por una de las partes más impensables pues parecía de las más solidas; la relación Tito Nalita. Pero si podríamos haber esperado una ruptura dramática no imaginamos jamas una ruptura tan simple y esperanzadora. ¿Tito busca una relación que funcione como todo en su vida, es decir, de una forma sencilla para él? quizás por eso prefiere que las decisiones en la relación las tome la otra parte y eso lo consigue con alguien con más experiencia que Nalita. ¿Y Nalita? aquí está todo más claro, Nalita no fue al puticlub a por sexo, fue a por aventura, esa es su personalidad y cuando se le ofrecen aventuras universales, el sexo entre humanos ya no le da ningún aliciente.
@chejonte esta avezado en el uso de palabras y frases para crear entornos sensacionales (entiéndase como llenos de sensaciones) y esto es lo que hace con su relato. Nos subimos a su buque intimista y cuando esperamos que navegue hacia el desastre, la tensión, la ironía o a saber que otra modalidad prohibida por el políticamente correcto, lo que hace es llevarnos hacia el optimismo para acabar el relato con una sonrisa y una sensación en el pecho que reconocemos como alegría.
¡Felicidades por este relato que se podría encuadrar en el movimiento del romanticismo de los S. XVII-XIX y por la aportación tan interesante al reto!
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Lo has captado muy bien, con tremenda agudeza. No queda mucho más por añadir. Felicidades a ti por regalarnos un universo con el que jugar y ejercitarnos. Y no te creas que no me he quedado pensando cómo podría evolucionar la relación futura entre Marlene y Tito, o qué diálogos podrían mantener en el limbo Zadkiel y Belcebú.