Las denominadas formas musicales, son tipos específicos de música, fórmulas, por así decirlo, diseñadas para que la música siga una misma vía. Estas formas pueden ser clasificadas de distintas maneras según sus estructuras, entre las cuales se pueden encontrar las formas simples, que son las más breves porque están formadas por sólo un movimiento, y las formas complejas que a diferencia de las primeras, son más largas, ya que constan de varios movimientos.
También podemos hablar de formas instrumentales, vocales y mixtas. Como sus nombres indican, en el caso de las vocales interviene únicamente la voz de una persona llamada intérprete, mientras que en las instrumentales no, éstas últimas cuentan sólo con instrumentos musicales. Las mixtas en cambio son una mezcla entre las vocales e instrumentales, donde ambos elementos (voz e instrumentos) se juntas en armonía. Por último, existen las denominadas formas libres, que no poseen ninguna fórmula específica ni bien definida.
En lo que concierne a la funciones de la música, podemos evaluar distintos aspectos. A nivel gramatical, por ejemplo, le damos a la música la función de un signo de puntuación, esto quiere decir que la utilizamos para separar segmentos o escenas según sea el caso, cuando se cambia de tema en algún programa de radio o televisión y cuando se da inicio a algo. En radio, cuando se coloca música, quiere decir que lo que vendrá a continuación es un espacio, un tema o un invitado diferente al que estaba previo a la música.
En un ámbito descriptivo y expresivo, la música también tiene la tarea de transportarnos a momentos, lugares, emociones e incluso épocas. Hay melodías que nos trasladan automáticamente a bailes de salón, a la edad media o ambientes urbanos, así como nos transmiten emociones tales como la alegría, tristeza o miedo. La música debe ser seleccionada para cada caso de manera meticulosa, según las emociones que se quiere transmitir en ese instante que va a sonar.
Así mismo, las pausas que se logran con estas funciones antes mencionadas, dan paso a la reflexión del público sobre lo que acaban de ver o escuchar, y la música los ayuda a crearse una idea más clara de esa información que acaban de recibir. En palabras más simples, la música empleada abre espacio a la meditación y comprensión de lo que se está presentando.
La última función de la música es ambiental. Son aquellas melodías que ya contienen las escenas que se están presenciando, como por ejemplo la música en una escena de una fiesta, donde las personas están bailando al compás de esa melodía, o el sonido típico del ambiente de una ciudad concurrida o por el contrario de un campo.
Como podemos apreciar, la música es un elemento sumamente importante y complejo, desde el momento de su creación hasta la forma en la que es empleado. Sus diversos géneros, ritmos, formas y estructura pueden amoldarse de la manera mejor deseada para cumplir con su función dentro de cualquier presentación o situación en general, siendo un elemento que aporta sentido y fuerza al resto del ambiente que está representando.