El otoño sigue su curso, aunque empieza a ser extraño ver que a mediados de noviembre tengamos temperaturas que sobrepasan los veinte grados a mediodía.
Es una cuestión de datos, una evidencia científica que el calentamiento global está aquí ya, que ha llegado para quedarse y que los fenómenos meteorológicos extremos están cada vez más presentes en lugares que, hasta la fecha, eran lugares donde nunca pasaba nada que se saliera de lo normal. Grandes inundaciones, tormentas destructivas, nevadas exageradas, temperaturas altísimas, temperaturas bajísimas… una locura a la que, por desgracia, tenemos que empezar a acostumbrarnos.
El otoño sigue su marcha, prueba de ellos son los frutos de los árboles que durante el verano están en modo relax y no muestran más que el verde de sus hojas. Otoño que, a mí personalmente, me encanta y del que disfruto del modo que puedo, con largos paseos al atardecer, cada vez más temprano, con visitas al campo para ver qué tal todo por ahí y con esos espectáculos que nos ofrece el cielo otoñal, precioso e impresionante.
Frutos de otoño, igual de buenos que los de verano, pero que se ven de otro modo por el cambio de estación.
hmmm como me gustan los madroños!!! Sabes que en la Algarve hacen un liquor riquísimo de estos frutos?!
Pues ni idea, además estuve este verano por allí, pero no lo sabía. Habrá que volver para probarlo 😬