Necesitamos un logo y nuestras tarjetas de presentación antes que todo.
Gastemos cientos de dólares en artículos de vanidad que podamos presumir a nuestros amigos y prospectos.
Es uno de los pensamientos más comunes entre los que empiezan con un negocio. Y se entiende.
Vemos por todos lados los logos de las grandes marcas: en la televisión, en las revistas, en la calle, en internet, en todos lados. Entonces nosotros también debemos de hacer lo mismo. Si ellos lo hacen y queremos ser como ellos, entonces no hay duda.
Y es como el complejo del hermano mayor. Queremos ser como el.
Sin pensar si esta bien o es lo que más nos conviene.
Si nuestro hermano mayor escucha rock, nosotros lo hacemos.
Si fuma, nosotros también. Si se droga, nosotros también.
Aunque no es regla general. Si es la tendencia.
Pero por más que aparezca tu logo y tus tarjetas en todos lados. Si no vendes. No sirve de nada.
Un esfuerzo estéril.
Si vendes. Todo cambia.
No importa tu logo ni tus tarjetas con suaje y papel encerado.
Lo único que importa es que soluciones los problemas de tus clientes. Entre más seguido y más problemas soluciones. Mejor.
Ahí empiezas a hacer branding.
Ahí empieza a ser relevante tu marca.
Antes no.
que acertado raymundo, muchas gracias por todos tus consejos
Un gusto @norman.milwood ! Ya tienes la estructura de carta de ventas amigo ;)