La selección brasileña está blindando a Neymar para que no le afecten los ataques que está recibiendo desde que empezó el Mundial y, en especial, desde que finalizara el encuentro entre México y Brasil. Porque el duelo de octavos de final ha dejado un reguero de polémica que más de 24 horas después del partido sigue haciendo ruido en medio mundo.
Primero fueron los jugadores y el entrenador de México los que acusaron a Neymar de piscinero y le tildaron de "payaso" y "hombre de circo", ataques directos y muy duros que han encontrado apoyo en un gran número de exfutbolistas que, como espectadores y comentaristas en diversos canales de televisión, han criticado la actitud del brasileño.
Schmeichel calificó de "lamentable" su comportamiento en el partido del pasado lunes y Alan Shearer le ha llamado "patético". El delantero inglés es sin duda de los más duros: "Se revuelca como si estuviera agonizando, es una vergüenza para el fútbol".
Ante la avalancha de insultos, la CBF ha optado por rodear a Neymar de paz y tranquilidad. No quiere que nada ni nadie le desconcentre y por eso le han recomendado que guarde silencio y no entre al trapo de las provocaciones. Tras el encuentro ante México, Tite no dejó a Neymar que respondiera a Osorio y la misma política se mantendrá en las próximas fechas. Será el entrenador y sus compañeros los que defiendan al '10' de Brasil. El padre de Neymar también pidió a los amigos de su hijo que no entraran en las provocaciones y no fueran a la guerra en las redes sociales.
La realidad es que en Brasil están muy molestos con lo que consideran una campaña antiNeymar y que habría empezado desde el primer día del Mundial. "Neymar no ha pisado a nadie, es a él al que pisan y dan patadas. Y encima es al que atacan y llaman antideportivo", señalan indignados desde la concentración de Brasil, que ya elevó la voz tras el debut ante Suiza. "Tiene unas molestias en el tobillo por culpa de la gran cantidad de patadas que le dieron durante el partido", se quejaron entonces desde la Canarinha.