Porque habrá un día, creed, el treinta de febrero.
Nosotros, como el desierto, drenamos el océano!
Envuelva los hombros del humo del cigarrillo.
Su pequeño mundo.
Bajo la lámpara hicimos nuestra tarea.
Bajando del cielo, tomó el cuerpo.
Que los caminos nunca se encuentren.
Los interiores cambiaron de repente.
Él lo vio en el otro día.
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