La cotorra cabeciamarilla o cotorra margariteña (Amazona barbadensis), es casi endémica de Venezuela, y la única especie del género Amazona adaptada a vivir en los ambientes desérticos. En la actualidad con cuatro poblaciones extintas, solo persiste en seis poblaciones ubicadas a lo largo de la costa e islas de Venezuela, con una única población fuera de nuestro país, en la isla de Bonaire. Está clasificada como una especie en peligro de extinción, siendo las principales amenazas la captura de sus pichones para el comercio de mascotas, y la destrucción de sus hábitats de anidación y alimentación por la extracción de arena para la industria de la construcción. La recuperación de la población de esta ave ha sido la punta de lanza del trabajo de Provita en Macanao, ya que su conservación beneficia a gran parte de la biodiversidad de la península, pues su hábitat abarca grandes áreas, además es una especie carismática, que atrae con facilidad a al público hacia los esfuerzos de conservación