Siempre me ha gustado la aventura, hace años tuve en mente volar en parapente y es raro, los sueños se cumplen cuando menos lo esperas, a veces hasta se te olvida que querías hacer eso.
Investigue en Instagram sobre el tema, subiendo a la Colonia Tovar en Maracay, queda un lugar donde hacen vuelos en parapente llamado Placivel, me contacté con ellos y agendé una cita, cuesta unos 40$ hacer un vuelo de 15min, te incluye un vídeo y fotos de recuerdo, le comenté a mis amigos y uno de ellos (Jorge) se unió a la aventura conmigo.
El 14 de Febrero de este año, salimos temprano, a las 5.30am, nos llevaron hasta el terminal de pasajeros y agarramos nuestro primer autobús, hasta la Victoria, de allí se agarran los buses a La Colonia Tovar, tardamos 3 horas para llegar a nuestro destino, estaba ansiosa, emocionada pero nunca tuve miedo, el paisaje era hermoso, el cielo estaba limpio, azulito y podías ver el horizonte con sus picos verdes, nos pusieron a firmar un libro y nos dieron unos tickets.
Era la hora! Nos montaron en una pick up, nos llevarían detrás del cerro para poder comenzar, salieron 3 personas antes que nosotros, silbabamos a los que salían, los animabamos, nos dábamos valentía los unos a los otros, parecían pequeños pájaros en el aire, planeando, los colores de los parapentes vibraban, se veía el amarillo, azul y rojo de nuestra bandera contrastar con el azul del cielo.
Pasaron poco más de 15 minutos cuando volvieron, era nuestro turno, mi amigo Jorge estaba asustado, yo emocionada, nos colocaron una especie de morrales grandes, que tenian unas tiras que se ajustaban en las piernas y el pecho, el piloto que me asignaron me dijo "vamos a correr, siempre hacia adelante, cuando te diga ya, te detienes y te sientas jalando estas dos cuerdas" su puso detrás de mi y me amarró a el, vi el parapente subir por la fuerza del aire, y me dice "AHORA" corrí con todas mis fuerzas mientras el viento nos jalaba al lado contrario y de repente "calma" vi como se alejaba la pendiente, sentí la brisa pegandome la ropa a la piel, desordenando mi cabello, el viento sacaba mis lagrimas a la fuerza, sonreí fuerte, la vista era hermosa, brillante, no podía creer que estaba allí.
Miraba a todos lados, me sentía un ave, no era un movimiento brusco, más bien era suave, danzabamos con el viento, se veían las casas chiquitas y los carros pasaban por una línea mínima, podía ver a las personas pasar, como hormigas, el piloto me preguntaba si estaba bien, me decía que podía recostar mi espalda en el asiento pero yo estaba ensimismada viendo todo pasar, inclinaba mi cuerpo hacia adelante para ver mis pies guindar en la nada, me sentía niña de nuevo, soprendiendome todo lo que veía, olía y sentía.
Fueron los 15 minutos más largos de mi vida jaja, me mareé porque no había desayunado, entramos en una corriente de aire de la que no podíamos salir, me asusté jaja pensé que nunca saldríamos de allí, quería bajarme porque pensé que iba a vomitar, mi recomendación es que coman con antelación y que miren en la dirección a donde se dirija el parapente para que no se mareen, pero si, fue lo máximo, es una experiencia liberadora, emocionante, el chico tomo muchas fotos y vídeos para mi, el sol me cegaba la vista, pero les aseguró que en todas sonreí, para el aterrizaje el piloto me pidió subir las piernas para no lastimarme y zass!! Pisamos tierra, fuerte, arrastrando los pies, porque al final por instinto las bajé, parecía Pedro Picapiedras.
Mi amigo bajó y me dijo "lo volvería a hacer" después de eso parecía que no tenía el mismo miedo a las alturas, salimos y resulta que no había transporte para ir al pueblo de la Colonia Tovar y almorzar, el próximo transporte llegaba en 1 hora, alzamos pulgares y estiramos el brazo a ver si conseguiamos una cola, fue algo nuevo para mi, me daba pena, no quería molestar a nadie pero luego pensé "así deben hacer los mochileros" y al final de todo muchas de las cosas improvisadas son las que más se recuerdan, después de esperar como media hora unos guardias muy amables nos consiguieron una cola, con dos chicos que nos ayudaron a llegar, nos montamos en la parte de atras de otra pick up que iban a 100km y me asusté de nuevo pensando que iba a morir cayendo por el barranco jaja.
Llegamos almorzamos, compramos recuerdos, compramos unos melocotones del tamaño de una manzana, habían parejitas celebrando el dia de San Valentín, bebés llorando, niños corriendo, me dolían las piernas de tanto caminar pero fue uno de los mejores días de mi vida.
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