La prensa tradicional está acabada, las redes sociales y los medios de comunicación alternativos, informaron al mundo lo que pasó en las elecciones fraudulentas de 2017 en Honduras –así lo dijo RT–. Más allá de eso, creo y siento, que los periódicos tradicionales, solo tienen buenas ventas con sus portadas en semana Santa, semana Morazánica y el 15 de septiembre, donde las mujeres son el centro de atención, incluso, un tal Maldonado, hasta abusa a sus empleadas en vivo, eso o les ofrece “quesito”. “El Periodismo está muriendo”, lo dijo el director de la carrera de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Noé Leiva.
La gente ya no les cree, dedicaron un discurso constitucionalista en 2009 y para 2017, la Carta Magna, la ley máxima del país, no importó, se olvidaron de los “héroes constitucionales” fuentes que repasaron y gastaron en 2009, mientras los militares mataban, violaban a 54 mujeres y realizaban otros 3,000 casos de vulneración de Derechos Humanos. Aun así, los que un día fueron grandes, hoy, están varados, las redes sociales han venido a imponer agenda propia, ya ni el fútbol de televisión nos hace caer, el “Fuera JOH” resuena una y otra vez como tendencia.
El Periodismo, por ley es para ejercer una función social, la carrera nació para el pueblo, en Honduras no por nada se celebra el día del periodista el 25 de mayo, en esa fecha, pero en 1829, Francisco Morazán trajo la imprenta y fundo el primer periódico de Honduras (1830), porque tenía necesidad de informar al pueblo lo que hacía su gobierno. Hoy en función social, la prensa tradicional ha sido acabada, sus ventas han reducido drásticamente y ni siquiera ellos –que tienen el recurso– son capaces de pagar los 16 mil lempiras base para los periodistas con título.
Se debe mencionar, que económicamente la prensa tradicional es grande, pero estos medios únicamente, son el medio para vender las otras empresas de los dueños de este lado oscuro de la prensa nacional. En tanto, los medios alternativos y comunitarios han sacado la casta por el Periodismo nacional, es por esta razón que un 80 por ciento de las víctimas de los 70 periodistas asesinados en los últimos 15 años en el país, eran comunicadores sociales.
Mientras los medios alternativos, como EL LIBERTADOR que cumplió 15 años el pasado 20 de mayo, sigan lanzando temas de análisis en modo noticia, habrá un sector incomodo que tratará disuadir la atención. Por ejemplo, da lástima que un noticiero como Abriendo Brecha, necesite en su página web, la imagen de una jovencita para vender “no apto para cardiacos”, Rodrigo Wong Arévalo, ha perdido toda noción del significado del Periodismo ¡hablemos mal de Venezuela y el Chavismo! Y para variar, se invirtieron los papeles, de las redes sociales a los periódicos y no como fue antes, de la prensa a las redes. Canal TEN ahora tiene un programa de memes.
Por otro lado, hay un problema en los estudiantes, nos está faltando vocación, sacamos buenas notas, hacemos buenos trabajos, pero en algo hemos fallado, a la hora de trabajar quedamos varados, no sabemos qué hacer y no demostramos que nacimos para esto, un problema que debe ser tratado en la universidad.
Ahora se vino la comunicación 3.0, ya observamos que en plataformas como YouTube, se puede ganar dinero, en Honduras nadie se ha lanzada hasta ahora, al menos nadie que valga la pena en cuanto a hacer algo bueno, por ahora todos los que usan estos medios hacen “comedia”, entre comillas porque eso es un asco. Me cae muy mal ese Chumel Torres (tengo que agarrar ese ejemplo de México porque es el más próximo), pero, gracias a su canal “El pulso de la República” –creo que se llama así– se le abrió la puerta de HBO, yo haría lo mismo, al menos una vez a la semana, pero no me gusta la TV, por eso estoy aquí, escribiendo cosas como esta para tratar de explicar lo que pasa en mi cabeza.
Existen cientos de plataformas que revolucionaron el periodismo, debemos estudiar su forma tradicional, pero estamos obligados a adaptarnos a las nuevas tecnologías, no vamos a inventar nada, vamos a usar lo que se inventó para perfeccionar nuestra profesión. Sin miedo a las redes sociales.
En fin, terminó mayo, termino la navidad de los periodistas acudimos a almuerzos, cenas y fiestas, pero, sigue el 335-B –aunque en este día dijeron que ya no va–, sigue la cacería de comunicadores, sigue la guerra mediática y empresarial contra la prensa alternativa. Nuestra causa es muy grande, no podemos parar aunque nos ahoguen.
La prueba más grande de que los alternativos son los que seguirán sacando pecho por el rubro, se puede destacar a partir de lo que dijo la periodista Cesia Mejía, quien laboró para Hoy Mismo de Televicentro: “me voy con la consciencia tranquila”. Quien sabe qué tipo de cosas se le quiso imponer para que dejara de manejar sus redes sociales desde una posición objetiva.
Dos años ejerciendo, no tengo carro, no tengo casa, no tengo solvencia económica y tengo deudas, pero, tengo la consciencia muy tranquila.
Qué gran artículo Fabricio, tus palabras son el reflejo de una gran verdad que poco a poco es más inminente. Sos una de las voces que el tiempo recordará al momento de hablar de un nuevo periodismo. Abrazos.
Abrazo a la distancia y ¡hasta la victoria siempre!
Dependiendo de a quién le preguntes, este rápido cambio en los medios de comunicación puede ser muy bueno, o puede ser lo peor que le ha sucedido al periodismo.
Yo soy una persona muy joven, y me cuesta imaginar una época en que haya vivido sin el fácil acceso al internet. Y desde que tengo cierto interés por las noticias, los medios independientes en línea me han parecido mucho mejores en su trabajo de informar, que los medio de comunicación tradicionales. Proyectos como el de Philip DeFranco se notan más honestos que el noticiero del mediodía; eso, me parece a mí, es muy importante en el periodismo. Uno debe sentir confianza por su fuente de información. Además de temas de practicidad, la falta de confianza en los medios de comunicación tradicionales es lo que ha hecho que internet y las redes sociales sean la fuente de noticias de cada vez más personas...
Exacto, y los periodistas en vez de adaptarse a las redes sociales, se encierran en que estas son malas.