Debo aclarar que no soy fotógrafa, podría decir que cada vez que veo algo que llama mi atención y tengo oportunidad de sacar el celular (esto es sumamente peligroso en Venezuela) tomo una foto y sigo hacia mi destino.
Esta foto la tome hace par de meses atrás, en pleno centro de Caracas. El señor vendía unas vírgenes de yeso y me explico que la verdad solo esperaba que le dieran suficiente dinero para comprarse un almuerzo.
Este es el tipo de cosas donde las palabras sobran, porque las imágenes hablan por si mismas. Sin dinero para comer ese día, pero fiel creyente de la revolución que le vendieron (aclaro que no lo estoy juzgando, solo es mi percepción).
Como dato curioso, quise darle lo que cargaba en el bolsillo, pero él mismo me dijo que con billetes de 100 no hacia nada.
Cerca de allí una señora vendía bollitos y ensalada; el tiempo que tarde buscándole un plato de comida, basto para conseguirlo con otras personas que al igual que yo, pensaban cual era la mejor manera de ayudarlo.
Desconozco por completo la historia de aquel señor, solo se que más allá de la fe que le tenía a las vírgenes de yeso que tenía en venta, su devoción por la revolución de cartón era mucho mayor...
