A veces la familia no necesariamente debe ser consanguínea, en mi caso, los artesanos, los indigentes, animalitos en las plazas -ardillas, iguanas, gatos, perros...-, aquella persona igual a mi que espera en algún lugar remoto de la ciudad ser escuchado o compartir el vacío del silencio, todos ellos conforman parte de mi familia y es lo único que tengo: ¡La calle!
En las buenas y en las malas, me han visto crecer, creen en mí y me dan calor en un fuerte abrazo durante el día, festejan mi cumpleaños e invitan a beber y comer...¿Por qué no llamarlos familia? siempre están allí cuando más los he necesitado
Durante la universidad me hice amigo de artesanos, por medio de ellos me hice amigo de sus amigos, amigo de sus familias hasta formar parte o ser más un miembro de sus familias. Me era difícil socializar con alguien en particular, tal vez por ser un mundo nuevo, pero entre cuentos, músicas, historias de sus viajes a otros países, comidas, etc. disfruté mucho de esos tiempos.
Basicamente es así, siempre creemos que la familia es consanguínea pero a veces no todo es como lo dictamina la sociedad
En lo personal, todos los días me reuno o los saludo cuando paso por un lado, compartimos anécdotas, hablamos de temas espirituales y regalamos abrazos, esa amistad es lo mejor que uno puede desear
las familias se construyen no se hacen por vínculos de sangre, excelentes fotos poeta .