Dentro del ámbito de esa región aragonesa conocida como las Cinco Villas, que destaca por la belleza, antigüedad, historia y riqueza artística de sus pueblos, El Frago constituye un lugar digno e interesante de visitar y conocer.
Lindando con Huesca y el llamado prepirineo y situado a una distancia aproximada de setenta kilómetros de Zaragoza, se eleva elegantemente sobre una colina con forma de cono –tipo de lugar, especialmente escogido por las antiguas culturas celtíberas para construir sus castros- a cuya vera se desliza, con melancólica parsimonia en periodos estivales, el río Arba de Biel.
Atravesado éste por una carretera, cuyo asfalto se apoya en un puente que posiblemente en sus orígenes pudiera haber sido medieval, el primer detalle de interés que se encuentra el viajero que accede por primera vez al lugar, es la pequeña ermita del siglo XII, dedicada a la figura de San Miguel.
En ella, cabe destacar la presencia, en su portada principal, del denominado ‘crismón jaqués’, elemento tradicional en la mayoría de las iglesias románicas de esta parte de la Península, que hunde sus raíces en el antiguo lábaro, símbolo crucífero que según la tradición, se le apareció al emperador Constantino en un sueño, junto con la frase ‘in hoc signo vinces’ (con este símbolo vencerás), obteniendo la victoria en la famosa batalla de Puente Milvio, que fue el preludio para la instauración del Cristianismo como religión oficial del Estado.
Superada la ermita de San Miguel y la curva de ballesta –como diría el poeta Antonio Machado, refiriéndose al paso del río Duero por la ermita soriana de San Saturio- que asciende hasta el pueblo, la primera sensación que le acomete al viajero, es de que ha atravesado el umbral de otro mundo y ha retrocedido en el tiempo, cuando menos, varios siglos.
El casco antiguo, todavía se conserva en un estado realmente aceptable, sobre todo en lo que se refiere a la antigua judería, que tuvo una especial presencia en este lugar, hasta el punto de que aquí, en El Frago, se localiza uno de los más importantes museos de la cultura hebrea en Aragón: la Sala Rabí Yom Tob.
Junto con el casco antiguo, el monumento más revelante y de hecho, el que nos vuelve a poner en contacto con un misterioso cantero medieval, que dejó su impronta en numerosos lugares de Huesca y Zaragoza y que a falta de nombre conocido, los investigadores se refieren a él como el Maestro de Agüero o de San Juan de la Peña, es la iglesia, románica también, del siglo XII, dedicada a la figura de San Nicolás de Bari.
En su portada principal, aparte de un interesante almanaque que representa los usos y costumbres de las gentes durante los doce meses del año, volvemos a encontrarnos con la presencia –tema en el que se especializó- de las atractivas figuras del músico anciano y la bailarina, metáfora de lo que posiblemente C.G. Jung consideraría como una representación del ánima y del ánimus y en un sentido psicológico más cercano, podría interpretarse como ese enfrentamiento generacional entre la sabiduría de la vejez y la pasión de la juventud.
Otros detalles interesantes a tener en cuenta, es la presencia en el tímpano de la entrada principal, de la Epifanía o Adoración de los Reyes, tema en el que también se especializó este anónimo maestro cantero y en el que cabe observar la figura como si estuviera apartado de la escena principal, de San José.
Hay, además, un crismón en la portada norte, que llama poderosamente la atención: sujeto a ambos lados por la figura de dos ángeles, es curioso el detalle de que una de sus alas superiores se rocen, en una escena que recuerda mucho las antiguas representaciones egipcias que aludían a la diosa Isis.
Pero especulaciones aparte, El Frago es uno de los pueblecitos con más encanto e interés de estar hermosa zona de Aragón.
AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, son de mi exclusiva propiedad intelectual.
Parece un pueblo muy apropiado para darse paseo cuando se visita la zona de las Cinco Villas.
Muy auténtico.
Un saludo 😊
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Es un pueblo muy interesante, con su románico, su judería y situado a escasa distancia de otro pueblo muy interesante también: Luna. Saludos