España fue tierra de castillos y de poder feudal, de manera que no es extraño que a su alrededor sobrevivan numerosas historias y leyendas escabrosas, recordando aquéllos tiempos de abuso y violencia. No todos, por desgracia, se conservan en tan relativamente buenas condiciones y de muchos, no quedan más que cuatro piedras que apenas dicen nada de lo que una vez fueron. Pero aún así, son una parte importante de nuestro Patrimonio histórico, artístico y cultural y su permanencia, que ahora nos parece romántica, ha de servirnos para recordarnos, también, la violencia de unos tiempos que no han de volver. O no debieran volver, pero que, paradójicamente, parece que van resucitando y nombre actual se llama crispación. Un abrazo
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