Que las sombras no arrastren en tu vida.
Que la imaginación no sea tu enemiga.
Que la entraña de tu ser primordial alcance la cúspide de tu vitalidad.
Segmentos imaginativos de ser y parecer.
Caminos tortuosos del dónde y el cuándo.
Almas desentrañadas arañando la supervivencia.
Donde la conciencia no encuentra consuelo el ser magnánimo del infante regresa a su hogar.
Imperecedero como el abrazo de una madre, como el soplo vital y su consuelo, como el eje del centro del ser.
Un nuevo humano habita en ti, con las fuerzas del renacido, con la libre elección de la voluntad.
Sintiendo la propia respiración como el horizonte infinito de la verdad.