Como fue que me enamoré de una Flor
Como caminante de la vida que soy, apasionada del amor, la verdad y la sabiduría de toda está incertidumbre torturante, expansiva, y adictiva que significa SER HUMANO.
Estaba una vez en un viaje con mi madre y una tía, en un pueblito muy hermoso, el cual tengo en mi corazón
llamado Santo Domingo que se encuentra en el Edo. Mérida, ¡que lugar tan pintorezco! Es cierto que hay perfección en todo: en lo mundano, en lo celestial, en las tragedias y adversidades, en la felicidad y la unión, aunque no nos demos cuenta, pero en este pueblo que les nombré; la perfección es muy obvia, es estúpido ir y no darse cuenta que te encuentras en un *paraíso*, especialmente el lugar en el que nos hospedábamos era hermoso, me gustaría nombrarlo y recomendarlo a todos pero tal vez lo que voy a decir a continuación no sea del agrado de todo el mundo, y como quiero que este sitio mágico se mantenga intacto tal cual está, me recebaré el nombre.
En ese momento de mi vida estaba sumida en la depresión y en una confusión que no puedo describir en este instante, sin embargo en secreto disfrutaba de la compañía de mi madre y de mi tía, digo en secreto porque en aquel momento no me atrevía a expresar emociones positivas, no sé pero hay momentos en la vida en los que uno se siente culpable
hasta por ser feliz.
Me gustaba dar paseos a solas entre la naturaleza de los jardines con sus bellas flores y disfrutar y aprender de aquella paz que me rodeaba, debo admitir que al dar aquellos paseos utilizaba una sustancia amada y odiada por muchos, esto lo dejaré a su propia imaginación.
Un día en aquellos paseos, empiezo a percibir un olor peculiar que aparecía cada vez que pasaba por un sitio especifico, era en un puente de árboles de olivos, el cual bajo de él había un gran jardín lleno de cualquier cantidad de flores, las personas se sentaban allí con su familia y amigos a conversar y compartir; solía evitar un poco ese jardín para no toparme con otras personas, en mis paseos era muy importante disfrutar de mi soledad ¡Oh, mi amada soledad!
Este olor me causaba mucha curiosidad, así que comencé a seguirlo, un día al fin conseguí de donde provenía, era del jardín bajo el puente con árboles de olivos, pero no venía de cualquier flor, provenía del más hermoso arbusto, cuando pienso en él recuerdo mi impresión, estaba tan fascinada, fue amor a primera a vista ¡Al fin te encontré!
Como les decía, era un arbusto de flores, unas flores bellísimas conocidas como Flores de Campana, como aficionada a la botánica que era y sigo siendo, sabía que que esas flores tenían la reputación de ser alucinógenas y me impresionaba el hecho de que estuvieran en un jardín donde rondan niños y familias, claro que ahora que he expandido mis conocimientos en botánica entiendo que estamos rodeados de cualquier cantidad de sustancias que nos proporciona la naturaleza, hasta un árbol de naranja nos podría hacer llevar al viaje alucinógeno más expansivo de nuestra vida, con tan solo saber usar sus hojas.
Continuará...
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