En una de las playas de Puerto de la Cruz, al atardecer muchas personas colocan piedras unas encima de otras, como un ritual ancestral y pagano, de manera de agradecimiento a esa "Madre Tierra", el poder haber estado allí con su pareja, amor, o simplemente el poder haber vivido ese instante mágico, en el que el sol poco a poco va desapareciendo en el firmamento y va tomando forma la noche.