Oh, vaya cruel destino que todo viviente encuentra en su propia consumación;
La senda de la vida... afortunada desdicha que es cedida como bendición en el destierro
otorgada con segundos lacerantes... la muerte, en el ocaso de la crónica.
Dime, afectivo corazón mío, apasionado de lo extraordinario
¿qué quieres para el camino, tenebrosa borrasca plagada de lúgubres momentos
engendrados a semejanza del tortuoso tártaro, tan estrepitoso y cansino?
no considero te condenes más, sometiéndote a voluntades ajenas como suplente
¿o es acaso ésta, sobre la realidad, la más cruda e insípida concepción?
dime si corresponde al ser refutar lo que al alma pertenece, así pues
¡guíame corazón!, permítete sentir y decide quién nos acompañará por el sendero
pues no debemos despreciar el amor como poder curativo de estos delirios
me percibo falto de motivación y anhelos, una musa puede ser mi salvación;
que por nada sea venal, para ganar su corazón con mi cariño, confianza, sinceridad,
amistad, honestidad, respeto, mi tiempo, sentimientos, esperanza, arte, mi humor;
para hacer de las caricias de sus manos frágiles, mi pasatiempo favorito,
y de la reminiscencia de su rostro, mi mayor inspiración,
para recorrer a mi gusto sus magníficas formas, y que divagando me pierda
en el recuerdo de sus labios
...
Lamentable lo de aquél pasajero
que se recluyó a captar una vaga esencia de tu ser
pues incluso la magna naturaleza palidece
comparada tan sólo con tus fulgurantes ojos negros
que me transportan al paraíso, de luz y esperanza llenan mi ser
y que, por ti, más de una flor despliega con pesar
su perfume dulce como un secreto en las soledades profundas.
- J. Alberto Azamar M.
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I´ll try to translate the poem to english, i hope you enjoy it
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