Este poema de acuerdo a lo que escribí en mi anterior post está inspirado en mi ciudad natal, en Upata, también conocida como la Villa del Yocoima.
En las colinas del café.
-La cálida y hermosa Villa del Yocoima, lugar de bellezas naturales, eres el lugar, la tierra de los que no tienen una, les das cobijo y abrigo a todo aquel desolado y errante, es un sentimiento noble y radiante, lleno de un amor desinteresado, lleno de la amistad y solidaridad que reinan en tu territorio, en tu fresco y amable valle, por tus habitantes, villa de magia, villa de gloria, la puerta que brama al sur en todo su esplendor.
Siete son tus colinas, y son unas de tus maravillas, una es el Guacarapo que posee una vista sublime y una paz tremendas, el otro es el cerro El Toro, que recibe su nombre por la gran figura de un toro en una cueva, esta es la favorita por atletas y ciclistas, y la Piedra Santa María, macizo que todas las Semanas Santas recibe a todos esos niños que vuelan alto con sus papagayos, y sus trompos, metras, perinolas y zarandas, alegría infinita de nuestros geniales infantes. Y de tantas tradiciones cristianas surge la que percibe el olor del fuego de los trapos de obreros, que quema a los judas históricos y traicioneros.
Y precisamente es un gustoso y sabroso olor lo que más se queda impregnado a tus ciudadanos y a los foráneos, es el del cafeto que tanto han cultivado con amor y jubilo en tu valle, el café es tu sello, tu carta de presentación, es otro nivel, jamás tendrá comparación alguna, con todas sus presentaciones, desde el negrito, el con leche, el cappuccino o el marrón, todos son una explosión fantástica de inagotable sabor, deleite de la vida, y todos te miran y desean con fervor y pasión.
Otro de tus grandes emblemas, el Río Yocoima, río histórico, río de poetas y difuntos navegantes, que en otrora fuiste un entorno distinto al actual, eras una gema, una perla límpida y radiante en toda la villa, nadie podía cruzarte sin admirar esa trasparencia y esa esencia que hacían ensanchar el corazón y el orgullo de esos primeros colonos, y posteriormente piarenses, de esta tierra de gracia, llena de riquezas humanas, naturales y literarias, y que algún día con tremendo amor y conciencia ciudadana será curado y saneado.
Que ríes, sudas y lloras, no solo aquella bella infusión perfumada, del mismo modo inventas toda clases de artes culinarias, como la suculenta catalina, turrones, el queso e’ mano, cucas y besitos de coco, son un fucilazo de albor más para la venturosa lengua, que delira y su mente se nubla de tanta beldad y satisfacción, que ha encontrado y siempre encontrará su embocadura, su florido cauce que también hará florecer al río, la villa y a toda la nación para así poder clamar y con el supremo brío forjar la vanguardia indeleble de nuestra placidez y prosperidad en una gran hermandad, que exporte no solo barriles, sino cerros y montañas de productos, y las hondas y anchas alturas de las Colinas del Café.
(07/07/2020)