MENTE DE CASTOR
Es triste tener que vivir atado
a un sentimiento de desgana
que me tiene desilusionado
y ansioso por el mañana.
Desde que era pequeño, quería
ser un gran y reconocido escritor,
pero todos dudarían, si supieran
que mi mente, es la de un castor.
Escribo lo que llego a sentir
en las frías madrugadas.
Estoy lleno de momentos,
dudas y líneas maltratadas.
Me sumerjo en mis lamentos
y me ahogo en mi pasado.
Mis pecados son monumentos
para quien aún está ilusionado.
Construyo barreras con palabras
y algunos me tratan de imbécil.
La vida me enseñó a las malas:
no esperen que me muestre débil.
Dios estaría enojado conmigo
por dudar de su existencia,
pero nunca quise un amigo
al cual deba hacerle reverencia.
El día en que decida no escribir
será el día en que el arte muera,
pues me es fundamental para vivir
y soy mi arte, ¿usted qué espera?
No creo en leyendas ni religiones:
creo en mí cuando decido leerme.
Tengo abrazos y conversaciones
para aquél que quiera conocerme.
Medinowski: