I
Desconozco por cuánto tiempo he estado ciega
ciega de creerme madre, de creerme protectora
de hacer creer que soy tan inútil
de no cocinar, o querer cocinar y que me digan que tan mal lo hice.
Arreglaba ciertas cosas y desconocía que tan mal las hacía
Allí estaba él afincando con su dedo acusador cada mal gesto que yo aportaba y que sin darme cuenta rechazaba
Él me indicaba lo que hacía mal
Y me sentí tan vacía, tan nada, tan deprimida que solo buscaba solución en mi amargura
en mi indiferencia, en mi trabajo.
Soy abusadora y abusada, soy desconocida ante ojos que una vez vieron mi luz.
Me imaginaba perdida sin él, una mujer de casi 30 años sola y sin marido.
Pero de qué vale, de qué vale estar tantos años cuando al dormir en la misma cama ni nos conocemos.
II
Su mirada y su sonrisa me enamoraron hace tanto
sus manos que rozaban mi piel, encendían pasiones desconocidas
locuras y creativas.
Estaba enamorada de lo que quería que fuera, pero que siempre estuvo ausente.
No me di cuenta o quizás sí pero lo dejaba volar, así como cuando veo a las nubes y me pierdo en lo que puede existir detrás.
No sufro de desamor, quiero evitar ser como los demás
pero soy lo que soy, un humano caminando por los mismos senderos que el resto,
como cual rebaño.
Me preguntaba si lo quise o si le tuve allí por miedo a enfrentarme sola a otra realidad.
III
Anoche me haló, sus manos no tocaron suavemente mi rostro
Soy abusada y abusadora
Ando viendo cuadritos verdes como Margarita en el cuento de Mónica Montañes.
Estoy decidida
No lo suelto
Miedo
No
Tu
Yo
IV
Estoy prisionera porque quiero
No respiro
Amando la vida como la amo, he perdido
No hay lucecitas maricas al final de ningún túnel.
Una puta quimera que me hizo recorrer mis poemas, me hizo ser víctima de mí misma.
Las palabras marcan, marcan como esa agresiva palmada que recibió el ser de la dama.
Intercambiado por un beso, uno que nos mantuvo la ilusión de estar ahí, o a mí. (2015)