Durante años, tratamos de proteger nuestro organo esencial, ese que todos conocen como corazon, ese mal consejero de vez en cuando. Creando una gran armadura de rocas que pueda detener cualquier posible herida que se avecine a el...
Pero, sin darnos cuenta, llegaese momento en el que de pronto sucede; nuestras almas se exponen, la gran muralla se cae y nuestros corazones se rompen, y lo unico que queda es la esperanza de volver a amar... ¡Para pocos!.
-Valeria Diaz