Al son de tus pupilas
bailan mis huesos
anhelando alcanzar cada silencio
incluso
en cada roce
intento crecer para
tal vez
tocarlos.
Una tonelada de calma
me ha aplastado
(tú).
Sin intención alguna eché raíces
aquí
en ti.
No me pregunto a dónde irán a parar mis flores
rodeados de plantas
me basta.
Al son de tus dedos
baila mi clítoris
sediento de ti
clama porque tu lengua aplaste a la mía
y me excaves
con esa gracia
ese fervor puro
lleno de victorias y derrotas
ese mismo con que tocas cada tecla
hasta que de ti no queda nada.