Me siento como un niño de la calle
sucio
solo
abandonado.
Derivando entre las calles a merced del viento
viento que golpea mi cara
improviso pensamientos carentes de sentido ya
lágrimas podridas
suelos grises en los que clavo la mirada por horas
buscándome.
Mis ojos brillosos
tristes
color marrón sucio
ahora
náufragos.
Mirada de puta barata
cansada de embriagarse en el mismo bar.
Niñita
niñita de almas rotas
¡¿cómo te salvo?!
¡¿cómo?!
Permíteme
por lo pronto
huir
suicidarme en tus pestañas
largas como este
nuestro río Guaire
curvas punzantes
como quien avienta suspiros
de los que nadie pregunta el porqué.