Tres, dos, tres.
Guardados secretos, tantos que son incontables como lo son granos de arena en el desierto del Sahara, pensamientos suicidas, sueños rotos, esperanzas muertas, lágrimas reprimidas, sonrisas falsas, amistades perdidas, amores inconclusos, sin fin de experiencias que al pasar los segundos del reloj logra demostrar que nuestro rostro no es el mismo, las fuerzas gastadas y un adiós cercano, la mente de los libre pensadores sencillamente es producto de la fe ciega del cambio en un mundo marchito, que somos sino pequeños rastros de las galaxias muertas, ¿El destino de los seres humanos es la próxima muerte y un puñado de deseos? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Es el camino correcto? Preguntas que penetran nuestras mentes en las frías noches sin sueño, ¿Vacíos existenciales? ¡Jamás! Entre la revolución de la mente el enemigo siempre espera el triunfo, más cuando este enemigo se representa con la imagen de un futuro incierto, pero jamás por la falta de oportunidades sino por la falta de fe en los pasos tan inciertos y tambaleantes, la palabra correcta para definir dicho enemigo es "Miedo", miedo al cariño y afectó tan parecido al recibido cuando se es joven, miedo al no escuchar las palabras de aliento de tus padres aquellos quienes te vieron crecer, quienes vieron forjar ese carácter tan malcriado y arrogante, es el mismo que produce el no sentir el amor en tu corazón, las grandes guerras no son afrontadas en tierras desconocidas, las grandes guerras son afrontadas en los corazones de los justos y moralmente formados para el bien en un mundo forjado para la lucha total por el control del mismo, es allí cuando se encuentra la batalla perdida, cuando la frialdad deja de lado los sentimientos y doblega entre lágrimas al combatiente, el arte se convierte en retratos, la música en gritos, la danza en fuego y el amor en odio, encuentras el camino a la pequeña ciudad perdida de la melancolía, donde los pequeños detalles aunque no sean importantes en las personas inconformistas son los que asesinan la sanidad mental en los próximos cuarenta años, la sonrisa de un padre, el cariño de una madre, los gritos de los desprotegidos, las muertes de los desconocidos, las primaveras y los bailes perdidos, la sensación de satisfacción que sientes al hacer el bien, las sonrisas espontáneas pequeños detalles realmente importantes, los cuales cambiamos por sonrisas hipócritas, deseos carnales, eventos pasajeros, fiestas sin control, avaricia, pasando y pisoteando a nuestros semejantes, los tres errores cometidos por el ser humano siempre serán; miedo, rencor y egocentrismo, errores que mantienen esclavizado entre la rutina, entre el odio, errores que destruyen nuestro corazón algo humano, errores que destruyen constelaciones de paz, errores tan vivos como los árboles del amazonas, errores que sin importar lo fuertes que logren convertirse pueden ser derrotados, sonrisas y cantares, sonetos y melodías, saludos de buenos días, cortesía y carisma, amor puro y sincero, observando lo importante de la vida que más allá del materialismo industrial provocado por el deseo de lo innecesario cambiaría la vida de aquellos que sin observar los pasos siguen andando, aquellos con miedo a la muerte siguen luchando, aquellos que nunca lograron ser amados siguen intentando experimentar la felicidad, aquellos que como tu, como yo, como los pequeños jóvenes en tiempos de crisis seguimos luchando por un mundo un tanto diferente, pero sobre todo aquellos quienes experimentaron la muerte nos siguen amando, experiencias frías, besos amargos, abrazos cortos, tristeza de media luna, son el simple reflejo deseado, más que seres pensantes, necesitamos las estrellas oscuras para encontrar nuestro sendero directo a la luna.
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