A dos tiempos un camino,
bajo el sol de las llanuras,
iban don Rugencio Fugino,
llorando sus amarguras.
La comida es un lujo,
más precario que la muerte,
decía sin tapujo,
a todo el que encontraba enfrente.
Quiera Dios en su gloria,
decía para sus adentros,
matar a este hombre
y sus malos pensamientos.
Porque no hay villano más ruín
que el que maldice su letanía,
bajo de una mata e' mango
con las patas escondía'.