Si digo que no evoco tu nombre a cada rato, es una mentira irracional a mí ser. Prevaleciendo tu notoriedad en mi mente absorta de melancolías. Se va... Es duro querer algo cuando ya no lo está. Lo que creiamos excelso, acaba siendo imperfecto. Es un lamento de ausencia no programada, pero si culpable de que no esté de cara a mí. Y ya todo queda en una incertidumbre, que siembra malas decisiones, o las peores correctas. No se sabe. Y no lo sabré hasta que sucedan.