Abrazo a la alegría
mientras le regalo besos al pasado
porque no soy ningún Dios
y soy de carne y hueso.
No importa quién soy
ni de dónde vengo
ni adónde voy;
lo que importa
es lo que puedo aportar
para mejorar el mundo
o el continente
o el país
o la ciudad
o el municipio
o el barrio
o la calle
o la casa
o la habitación
o mi cuerpo
o mi mente
o tan siquiera mi presente.
Vivo por mí
y nada más por mí,
pues mientras me mantenga vivo,
mi familia seguirá estando unida.
No tengo el ego de tu jefe,
de hecho,
no soy egocentrista:
sí tú lo eres te lo aplaudo,
pero no te lo apoyo.
Yo apoyo a quien se defiende
y lucha por sus derechos
mientras se abraza a sí mismo
como quien abraza a su madre
luego de no haberla visto
durante mucho tiempo.
Yo no soy nadie en especial:
sólo soy un inconforme
y un crítico
de la injusticia.
Fotografía de @angelimrdbp | Escrito por @medi-nowski