Somos una sociedad muy extraña en algunos particulares. Históricamente los venezolanos han sido considerados como un pueblo feliz, pero todo tiene un límite, y eso se percibe en el día a día; la frustración, el rencor y desinterés ganan terreno. Ahora, la pregunta es; ¿Puede la felicidad, el miedo y la incertidumbre convivir de forma paralela en un mismo fractal? Pues sí. Así como convive el cubo de “Rubik”.
Este cubo consta de 6 caras entrelazables y mecanizadas. Desde su salida se ha posicionado como el rompecabezas más vendido a nivel mundial. Cada acertijo que se plantea, posee millones de vertientes de realización que eventualmente desembocan en un verdadero dolor de cabeza para el que no está entrenado. Una muestra en pequeño de lo complicado del funcionamiento de la psique.
Al presentarse una situación, normalmente evaluamos de forma temporal el lado del cubo que tenemos al frente. Si observamos que una cara se va armando mientras otras pierden forma, caemos en la vida misma. ¿Es común tener una familia hermosa y unida pero un trabajo despreciable? ¿Será cierto que mientras aumenta la producción de dinero pareciera que se multiplican los problemas? Esto me lleva a pensar en las tantas veces que me han preguntado “¿Cómo hacemos los psiquiatras para fomentar que la gente olvide sus problemas y se centre solo en lo bueno?” La respuesta a esa pregunta es muy simple ¡No lo hacemos!
Obviar las dificultades y centrarnos en una sola cara nos traerá felicidad a corto plazo, mientras, los demás lados se entremezclan constantemente, haciendo sumamente complicado entrelazar las facetas de la vida. Los psiquiatras no somos una brocha de colores. La idea es promover el autoconocimiento, la mirada reflexiva de la problemática y enseñar los movimientos adecuados para ir coloreando cada lado de forma correcta, no hablo de perfección, todo lo contrario, para mi son los matices lo que dan encanto a la vida.
La presunta felicidad que nos embarga es producto de evitar la problemática, de falta de integración con la realidad, de un esfuerzo constante individual y colectivo producto de buscarle “el lado bueno” a cosas que realmente no la tiene o inclusive, confiriendo culpas erróneas con el fin de evitar miedos racionales (quien te manda a salir a esa hora).
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A lo largo de mi carrera profesional, he aprendido que los puntos de vistas a una misma situación varían tanto, que para muchos es más fuerte el apego familiar que la economía, y para otros, la sensación de inseguridad supera su capacidad de contratar escoltas. Las caras de cada cubo situacional nos brindan una serie de oportunidades que los especialistas en salud mental intentamos aprovechar en búsqueda de una filosofía de vida abierta y menos restrictiva.
Escuchar atentamente cada intervención y esclarecer aristas de pensamiento permite a los pacientes no ahogarse en un vaso de agua, pudiendo encontrar nuevas soluciones y menos problemas. Eso sí, sin olvidar que por muchos que mandemos las dificultades al patio trasero siempre estarán allí, esperando su momento de salir a flote.
Esperemos que este nefasto 2017 pueda abrir algunas mentes en espera de un 2017 de armonía. Feliz año nuevo a todos y muchas gracias a aquellos que nos devuelven el favor, mostrándonos cada día diferentes caras de una crisis sin precedentes.
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