Nos pasamos gran parte de nuestra vida sumergidos en un vaso de agua medio lleno y medio vacío tratando de sobrevivir ante los embates del sistema económico que agobia nuestra calidad de vida.
Los gobiernos en distintas partes del mundo están sumisos ante el poder económico que establece los valores mínimos y máximos del salario mensual, siendo una acometida insistente y contundente para mantener al grueso de la comunidad envuelta en una dicotomía entre la supervivencia y la vida misma.
Esperemos que pronto se diseñen sistemas alternativos para aumentar y consolidar la calidad de vida de las personas y que nos libere del secuestro que nos mantiene esta desequilibrada economía.