Bueno ¿Qué tal? Hace mucho no venía por acá. No daré ningún tipo de introducción porque quiero ir directo al gran.
La vida puede ser… complicada a veces… ¿no?
Claro que esto no es un secreto para nadie. Todos alguna vez hemos dicho “La vida es injusta” o “¿Por qué me pasó esto a mí?”
Aún no conozco a la primera persona que lleve una vida sin algún tipo de complicación. Seguro, hay complicaciones más grandes que otras, eso ni dudarlo. Pero también es seguro que cada uno debe darle a sus problemas la importancia que merecen. Cada uno se ahoga en su propio vaso de agua.
Si, la vida es injusta. Si, la vida es complicada. Si, a veces puede llegar a ser una mierda… es por eso que se debe ser un terco en la vida, o por lo menos es esa la conclusión que llego esta noche. Quien sabe que será mañana, cada día es diferente. Pero el escape a la realidad del día de hoy se llama “Terquedad”.
Se debe ser tosco, delicado, bruto, apasionado, detallista… se debe ser terco para que la vida no solo se vaya consumiendo. No niego que es más fácil solo dejarse arrollar por ella, es más sencillo quedarse en el suelo mientras te pasan por encima y la presión que sientes sobre ti poco a poco te deforma hasta que no queda nada de lo que solías ser. No puedo criticar a las personas que hacen esto debido a que pienso que, de a ratos, todos escogemos esta camino.
Es acá donde esos detalles que ocurren en nuestro día a día aparecen. No sabría muy bien cómo explicarlo, ya que esto lo mencionan muchísimo en películas, libros, canciones y todo esto, así que no sabría si la interpretación de un muchacho de 21 años sea diferente, pero lo intentaré.
¿Qué sucede? Es muy fácil no prestarle atención a estos detalles. Diría incluso que es normal, o que a veces los ignoramos a propósito solo porque nuestros problemas son más grandes que estas pequeñas alegrías que, a veces, ni siquiera son alegrías, sino solo… ¿Cómo decirlo?... “Momentos de tranquilidad”. Pienso que a veces ignoramos estos “momentos de tranquilidad” solo porque no queremos estar felices o tranquilos en ese momento, o quizá porque sentimos que no nos merecemos estar felices en ese momento, o solo porque pensamos que no tenemos tiempo para ello, incluso porque pensamos que nos sentiríamos tontos al hacerlo.
Pienso que esto no está del todo mal en ciertas ocasiones, al fin y al cabo, no se puede estar feliz en todo momento. Se necesitan todas las diferentes emociones, tanto felices como tristes, para llegar a ser una persona sana emocionalmente. Pero tampoco es sano evadir estos momentos con la frecuencia con la que la mayoría de las personas lo hace (yo incluido).
Una comida sencilla pero de muy buen sabor. Una brisa fresca en la calle. Que un extraño te preste su yesquero para encender un cigarrillo. Un café con una bonita vista. Una cerveza fría en la acera de alguna licorería. Una canción que te guste. Pensar que al llegar a casa podrás descansar. Recordar un buen episodio sexual. Recordar un buen chiste. Recordar una cena familiar. Recordar un buen amigo. Recordar un buen amor. Hay muchísimas razones para sentirse tranquilo o hasta feliz cada día, pero estas son tantas y tan simples, que pueden perder relevancia, eso no lo discuto. Es acá cuando se tiene que ser terco y pensar “¿Por qué le quito significado a esto? ¿Sólo porque es simple? Es más simple no prestarle atención, así que a la mierda, quiero disfrutarme este irrelevante momento”.
Sé que puede sonar tonto. Que puede sonar como una de esas frases de libros de auto ayuda o de charlas motivacionales, y sé que puede sonar tonto porque incluso yo me siento un poco tonto al escribirlo, pero es acá cuando me obligo a penar “A la mierda, quiero escribir esto porque me siento así y me hace sentir bien escribir esto, vaya a ser leído o no, vaya a ser tomado en serio o no”.
No digo que siempre prestemos atención a estos momentos, hay complicaciones o situaciones en las que simplemente no se puede estar feliz… pero trata de tomar en cuenta estos momento un poco más seguido, así te sientas tonto, como yo justo ahora. Tonto pero tranquilo. Tonto pero feliz.
Gracias por leer.
Usted me hizo el día caballero, gracias por escribir, no se detenga.
Gracias por leer, papá.