Yo quiero llenar hojas y hojas, pero no a mano, no a computadora. Yo quiero una vieja máquina de escribir, de esas que suenan con cada letra, que hacen que te duelan los dedos, y que reconfortan con un "tin" anunciando el final de otra línea realizada.
Yo no quiero escribir para mí, sino para ti, para ellos, para ellas. Quiero decirle a esa niña que pelea con su madre para no ir a la escuela, que debe disfrutar los ratos de juegos, porque son esos los que le mostrarán si le gusta pintar, escribir, crear... ya habrá tiempo para la ciencia y los verdaderos problemas después.
Quiero decirle a quien le rompieron el corazón que de las gracias, porque solo cuando te han roto en mil partes, puedes reconstruir un nuevo tú. Porque las alegrías se celebran, pero de las tristezas es de donde se aprende, de donde nacen consejos y enseñanzas.
Quiero decirle a ese chico que se siente ahogado con la vida, con ganas de no seguir nadando, que no todo va a ir bien, que hay mucha maldad e indiferencia alrededor, pero si logra quitarla del campo de visión, siempre habrá un destello al final, una alegría, una meta, que hará que todo lo malo parezca superfluo, efímero.
Yo quiero escribir una historia de amor, sí, de amor propio, del bueno, del que jamás se va a ir, con una vieja máquina de escribir, oxidada por tantas historias, por tantas experiencias que han pasado por ella, tantas, que se refleja en esa pequeña estructura metálica lo que yo soy por dentro.
Celeste Chacón