Primer historia, primer borrador, primera parte

in #relato7 years ago

Antes que nada, me presento como un humilde aficionado a las historias de horror, particularmente de Barker, Lovecraft, Bloch y demás escritores del género, este texto es la primera parte de un pequeño relato al que le estoy dando forma, no es ni de lejos una historia pulida que merezca ganar un Bram Stoker pero me gustaría compartir mis ideas por mas fantasiosas y cliché que puedan llegar a ser, sin más espero no tardar en subir la segunda parte y gracias por obsequiarme unos minutos de tiempo para leer mis desvaríos.

-Maldita mierda de lugar Jacobo.-

-Ya van 3 veces que dices lo mismo Ernesto.-

-Pues lo seguiré diciendo, cuando me dijiste que tu trabajo apestaba no creí que lo dijeras de forma tan literal.-

-¿Qué esperabas?, ¿Recoger claveles en un campo soleado?, trabajar en las alcantarillas no es un oficio precisamente limpio, te diré que este es uno de los pocos trabajos en los que no necesitas vocación, solo necesidad.-

-Creo que si me pusiera de limpiavidrios en los semáforos me iría igual de bien y sin tener que arrastrarme por ríos de porquería.-

-Puedes irte cuando quieras Ernesto, te aseguro que no serias el primero que no dura ni una semana aquí abajo y tampoco serás el ultimo, te recomendé con el jefe de estación porque eres mi amigo y la verdad te veías bastante desesperado.-

-Han sido tiempos complicados Jacob, la ferretería ha ido en picada desde que construyeron ese nuevo Home Depot a dos calles de la nuestra, al inicio no le di mayor importancia pero cuando la caja del dinero paso de almacenar billetes a almacenar polvo las cosas se pusieran tensas, Andrea quiso ayudar a la economía de la casa intentando vender sus manualidades, ya sabes, manteles bordados, suéteres de lana, bufandas para la época de invierno, portavasos con holanes y ella sabrá que tantas cosas más.-

-Sí, los he visto, el verano pasado fue a mi casa a tratar de vendernos unos suéteres bordados para nuestros dos gatos, ¿te lo imaginas?, un gato con suéter en pleno verano, ¿qué tal le va con el negocio?.-

-No le iba muy bien, parecía de esos vendedores que se paran como buitres a la espera de un incauto al cual intentar meterle alguna oferta de limpiador multiusos, iba de puerta en puerta por el vecindario ofreciendo sus bordados, en cada reunión del consejo escolar no se le escapaba la oportunidad de asaltar la cartera de alguno de los asistentes a base de sugerencias casuales, cosas como, “oye Martha la fiesta de cumpleaños de tu hijo ya es la próxima semana, ¿no?, esto niños crecen muy deprisa, a todo esto ¿no crees que sería conveniente que tuvieras manteles extra por si ocurre algún imprevisto?, tengo unos cuantos que me sobraron de una encargo para la señora Jimena por si quieres”.-

-¿Iba?, ¿Ya no se dedica a ello?.-

-Espera, a eso voy, como te decía, llegamos a un punto donde no quedó más remedio que cerrar la ferretería, pagábamos por la factura de luz mucho más que lo que lográbamos vender y súmale lo que esos parásitos del gobierno te succionan con impuestos y demás pagos absurdos, te juro que buscan el minino pretexto para cobrarte, que si tienes un toldo afuera pues tienes que pagar para mantenerlo, que tienes el nombre de tu negocio pintado en el exterior de tu local ¿pues adivina? cáete con el dinero, al final el negocio se volvió insostenible.
Fue hasta entonces cuando tuve que bajarle los ánimos a Andrea y regresarla a la realidad, sus bordados, manteles y gorros de lana no nos iban a sacar del aprieto por más que la vieja señora Federica los comprara como prendas de vestir para su docena de perros.-

-¿Cómo se lo tomo ella?.-

-No se lo tomo bien al inicio debo admitirlo, cada vez que le reclamaba que era necesario que se consiguiera un trabajo con un sueldo fijo solo me lanzaba una mirada de desdén y fingía no haberme escuchado, por entonces yo ya había conseguido un trabajo en una gasolinera que habían abierto recientemente, carajo Jacobo ¿aun recuerdas cuando este lugar no era más que un pequeño poblado de unas cuantas casas?, todos se conocían, recuerdo que yo y el hijo de la señora Gutiérrez solíamos salir al campo que rodeaba la periferia de la colonia y fingíamos ser exploradores que buscábamos criptas olvidadas por el tiempo o misterios de alguna civilización perdida, incluso llegamos a jugar a los cazadores de monstruos, nos poníamos a buscar rastros de chupacabras o nahuales.

Pobre Fernandito, aún recuerdo el día que lo mordió la serpiente, estábamos en uno de nuestros recorridos de rutina buscando trozos de obsidiana cuando al levantar una piedra del tamaño de tu cabeza escuche un sonido como el de una maraca, luego un siseo y al final el desgarrador grito de mi compañero de aventuras, deje caer la piedra y me quede viendo cómo se retorcía en la tierra presionándose con fuerza el área de su espinilla, se hizo un ovillo mientras exclamaba quejidos ahogados y lágrimas comenzaron a brotarle de los ojos, a lo lejos vi como una forma serpenteante se perdía entre los matorrales.

No me considero un sádico, ni entonces ni ahora, no disfruto ver a la gente sufrir ni siento ningún morboso placer en ello solo soy curioso por naturaleza, quería observar como su piel se hinchaba y cambiaba de color a morado y negro, ya sabes, como en las película.

Sus palabras eran las mismas una y otra vez, Neto ve por mi mama por favor o ayúdame a levantarme, hipaba cada vez que pronunciaba por favor y la voz se le quebraba al final, sus ojos estaban casi tan hinchados por las lágrimas como su pierna por el mordisco, total que me estaba comenzando a escocer el sol y mi estómago comenzó a hacer ruidos molestos, recordé que mama iba a preparar pollo con crema de champiñones por lo que termine cediendo a las suplicas, lo tome de uno de los brazos y lo levante apoyándome en mi pierna derecha, como pesaba el mendigo, era ligeramente más pequeño que yo en ese entonces pero mucho más robusto, una vez en pie nos dirigimos de regreso a la colonia, su casa estaba a solo unos 50 metros de la mía por lo que no tarde mucho en llevarlo hasta la puerta de su casa, en cuanto la señora Gutierrez vio a su pequeño manchado de tierra, anegado en lágrimas y con mocos chorreándole hasta la barbilla puso el grito en el cielo, casi se desmaya cuando vio la herida en la pierna que para entonces ya estaba supurando y había adquirido un tono verdoso, ya había hecho bastante con traer a Fernandito hasta su casa por lo que di mi día terminado, me despide de él deseándole que se recuperara y con una mano también me despedí de la señora Gutiérrez que estaba al borde de la histeria intentando marcar a algún número que al parecer no podía porque sus dedos temblaban tanto que marcaba dos teclas a la vez profiriendo sendas palabrotas cada vez que se equivocaba, no creo que me haya visto decirle adiós y no es que me importara mucho realmente, solo quería llegar a probar ese pollo con champiñones.

Te estarás preguntando que paso con Fernandito ¿no?, bueno, vivió si es lo que quieres saber, usando muletas claro está, al momento en que pudo ser atendido ya era demasiado tarde, el veneno le había causado una necrosis que amenazaba con extenderse más arriba así que no hubo más remedio que amputarle la pierna de la rodilla hacia abajo, esa fue la última vez que hable con él, primero porque no quería volver a salir a jugar conmigo, ni siquiera se dignaba a dirigirme la palabra, que creído y alzado, ¿no crees?, como si fuera el primero que pierde una extremidad por culpa de la ponzoña.

Una compañera nuestra en la escuela de nombre Erika, la clásica chismosa de salón que en todo tenía que estar, me conto un día en el recreo que Fernandito no me hablaba por que los doctores le habían dicho que posiblemente si lo hubiesen llevado un poco antes podrían haberle salvado la pierna por lo que su respuesta lógica fue culparme a mí de su desgracia, así fue mi estimado Jacobo, yo no lo obligue a acompañarme, oye no me veas con esos ojos tan inquisitorios, sí, es cierto que me quede un momento contemplando pero ¿acaso se puede pecar de curioso?, ¿cuándo más iba a ver una mordida de serpiente y sus efectos tan de cerca y sin una pantalla montada en una caja de por medio?, además, no fui el único que contribuyo en tiempo a su desdicha, te recuerdo que su santa madre no podía marcar el uno sin marcar de paso el 2 y el 4 en su teléfono, al menos yo me mantuve frio y sereno tal cual me ves ahora.
El segundo motivo por el que ya no supe nada más de él fue que al poco tiempo se mudó junto con su madre a la ciudad donde trabaja su padre, al parecer la idea fue que en una ciudad no había serpientes y demás criaturas ponzoñosas y las que si lo eran se vestían de traje y corbata.

Creo que me he desviado mucho del tema, perdón Jacobo, sé que eres alguien que le gusta que le hablen al grano, bueno, ¿dónde me quede antes de esta pequeña vuelta a mi añorada infancia?, cierto, que habían abierto una nueva gasolinera, es curioso porque el lugar donde se encuentra esta justo a unos 500 metros de donde mordieron a Fernandito.

Trabajaba en el turno nocturno, cada día que pasaba me volvía más irascible al punto de que casi llegue a golpear a mi mujer en más de una ocasión, ¿pero acaso no lo entendía?, me estaba quebrando la espina cada madrugada para poder llevar un poco de comida a casa y ella solo gastaba el poco dinero que entraba en más estambre para sus fantasías, y digo fantasías porque ya no estaba vendiendo prácticamente nada, solo se formaban torres de suéteres con corazoncitos bordados que nadie nunca iba a usar, ella insistía en que era una mala época para las ventas pero que cuando comenzara la temporada navideña se iban a vender como agua en día caluroso.
Paso navidad y la pila de bordados no descendió ni una sola prenda, al parecer todos preferían comprar sus regalos en los grandes almacenes, ya sabes cómo funciona esto, entre más exclusiva y costosa sea la marca del regalo más cariño y amor le profieres a la persona.

Creo que ese fue el límite para ella, después de eso algo se rompió muy dentro suyo, su optimismo cayó en picada, un día simplemente salió de casa temprano sin decirme nada, pensé que al fin se había hartado de mí.
Regreso casi a las 9 de la noche, tenía un ligero olor a alcohol, se dejó caer en el sillón frente a la televisión y dejo su cabeza reclinada un par de minutos antes de voltear a verme y decirme que había ido a buscar trabajo, te imaginaras mi sorpresa, de inmediato pensé que no le había ido muy bien y había terminado ahogando su frustración en alcohol del más barato , no sabía que decir así que solté lo primero que me vino a la mente, le dije que no se preocupara, que ya caería algo, a mí me había costado algo de tiempo encontrar trabajo y estaba seguro que alguien tan proactiva como ella no tardaría en encontrar un empleo digno.

Dicho aquello ella me volteo a ver, sus ojos ya no eran los de la chica que conocí 10 años atrás, era como si repentinamente le hubiesen caído 50 años encima, eran los ojos de una mujer rota por la vida.
Esto solo acrecentó mi sorpresa, resulta que no le había ido mal ni en lo más mínimo, por algún motivo ella siempre ha corrido con mejor fortuna que yo, me dijo que visito nueve lugares distintos y en cuatro estaban dispuestos a contratarla, como la paga no era muy alta en ninguno termino tomando dos, uno lo tomo en la mañana en un minisúper cerca de la iglesia en el centro y otro en la tarde en el asilo junto al hospital general como ayudante general, esto le daba una hora escasa para moverse de un lado a otro y además poder almorzar algún bocadillo que pudiera preparar.

Al parecer su repentina caída en la bebida había sido precisamente por tan exitosa incursión, creo que a pesar de haber recurrido al empleo formal en el fondo ella deseaba que nadie la contratara, así podría tener la conciencia tranquila de haberlo intentado pero a la vez no tendría que caer en las garras de la rutina y el tener que subordinarse a alguien por unos cuantos billetes quincenales.

Intente subirle el ánimo invitándola al cine, se había estrenado una nueva película romántica de esas melosas y que chorrean miel hasta manchar el suelo de la sala, sé que a veces puedo ser un imbécil pero realmente la amaba, es por eso que la extraño aun hoy.

Después de un tiempo las cosas se tranquilizaron, al parecer el alcohol no ejercía ninguna influencia destacable en su vida diaria de manera que no creo dependencia a la bebida, agradezco eso, no me hubiera gustado tener que sumar el alcoholismo a la lista de problemas.

No te ves muy bien, ¿es acaso por algo que dije?, no te preocupes ya casi término.

Como te iba diciendo, pasaron los meses, al inicio entre los dos apenas sacábamos suficiente efectivo para pagar las cuentas vencidas de la luz, agua y gas, pero con el tiempo nos fue mejor o al menos a ella, yo me mantenía en mi puesto en la gasolinera pero había logrado que me mandaran al turno de la tarde al menos así podía verla en la noche cuando ambos regresábamos del trabajo, en cambio ella logro que la ascendieran a subgerente en el minisúper, al parecer la puntualidad sirve más que para obtener bonos económicos y debido a un aumento del presupuesto base del asilo su sueldo se vio incrementado, ella ganaba más en una quincena que yo en dos meses, no lo negare, eso me hacía hervir la sangre, mi ego no podía soportar que yo no fuese quien llevara las riendas económicas en el relación.

¿Otra vez esa mirada de reproche?, ok, sí, ya sé que me contradigo, era yo quien quería que consiguiera trabajo, pero debes entenderme Jacobo no quería que fuera demasiado “independiente”.

Bueno, esto derivo en constantes peleas, yo la llamaba puta ofrecida y le gritaba que de seguro había ofrecido las nalgas al gerente del minisúper, las discusiones escalaban de tono hasta que en mi furia ciega la golpee Jacobo, a mi esposa, en mi propia casa, te juro que nunca había caído a ese nivel, no, no tienes por qué incriminármelo, me basta ya no tenerla aquí conmigo y saber que fue solo culpa mía, ese mismo día hizo las maletas y a pesar de mi suplicas de perdón salió camino a casa de su hermana, nunca llego, a la mañana siguiente me entere que habían asaltado el camión en el que viajaba y al parecer los bastardos le habían metido un tiro en la cabeza sencillamente porque querían demostrar que no estaban jugando.

Después de aquello fue mi turno de caer en los confortantes brazos del alcohol, al inicio bastaba con un poco de mezcal para olvidar pero conforme pasaban los días más cantidad necesitaba tomar para sentir el mismo efecto, llegue a un punto donde no podía dormir por cuenta propia si no era gracias al profundo sueño etílico provocado por mis incursiones a la vinatería, yo nunca fui tan resistente a los encantos de una buena cerveza.
Como supondrás este asunto termino saliéndose de mis manos, comencé a faltar al trabajo, al inicio me justificaba diciendo que estaba enfermo pero pronto las excusas se me terminaron y con ello la paciencia de mi superior que termino por correrme.

¿Te lo imaginas?, alcohólico, solo y desempleado, las deudas de la casa crecían sin parar al igual que mi necesidad de terminar con todo, cada vez era más recurrente el deseo de bañarme en licor y prenderle fuego a la casa, eran lo único que no me había abandonado, mi preciado elixir etílico y mi casa de donde el banco amenazaba con desahuciarme, jodidos parásitos embutidos en traje, no saben lo que es partirse el lomo.

Había decidido que no me quitarían mi casa, después de todo la levanto mi bisabuelo cuando esto no era más que un paraje perdido en medio de la nada, aquí habían vivido mis abuelos y mis padres, me la llevaría conmigo al más allá antes de dejarla en manos de gentuza y el fuego seria mi aliado y confidente en tan trascendental tarea.

Todo estaba listo, supuse que lo más ideal sería que fuese un día especial así que decidí que el final llegaría en nuestro aniversario de bodas, pensé que sería mi último acto de redención hacia ella y esperaba que si en vida no podía concederme el perdón al menos sobre mi lapida lo haría.

Entiendo tu sorpresa, debes estar pensando en cómo es que estamos aquí ambos tan cálidamente conversando si yo ya había tomado mi última decisión, bueno, es algo realmente extraño, use mis últimos ahorros para comprar tanto licor y tan variado como me fue posible, el encargado de la vinatería ya me tenía bien ubicado y sabía que siempre pagaba así que no hizo preguntas, hicimos el protocolo social establecido, un hola, un gracias y un adiós, ni más ni menos.

Llevaba cerveza, tequila, ron, vodka, mezcal, rayos creo que hasta recuerdo haber pasado a la farmacia por alcohol.
Cuando llegue a la entrada de la casa decidido más que nunca mi atención y mis planes se vieron interrumpidos por un pequeño paquete que alguien parecía haber arrojado sobre el portón, te dije que siempre he sido curioso así que no deje pasar ese extraño incidente, después de todo ¿Quién iba a enviarme algo?, no tengo familia más allá de lo que tenía con Andrea y nunca pudimos tener hijos, tal vez era un paquete para ella, no había dado mi consentimiento de divorcio por lo que legalmente ella seguía viviendo en la casa, pensé que tal vez el cartero se había equivocado, pero lo que más me hizo ilusión fue pensar que tal vez era de ella, que al fin había accedido a concederme el tan ansiado perdón y que esto era una señal de último momento para detenerme en mi intento de auto destrucción, tome el paquete y a pesar que lo revise por todos lados no encontré ningún remitente, en todo el papel amarillento que envolvía tan misterios presente solo había una especia de sello que era un triángulo con un circulo circunscrito, del centro de este se veía una especie de ojo más como de reptil que humano y de los bordes salían varias espiras que se asemejaban a tentáculos que hacían que el ojo pareciera una especie de sol dentro del triángulo, todo esto estaba encerrado en un círculo aun mayor compuesto de caracteres que desconocía, a lo mejor serán símbolos chinos pensé en mi ignorancia, aun mas desconcertado que al inicio entre en casa, deje a un lado mi carga y me dispuse a abrir el paquete.

Era una cajita que parecía estar hecha de algún cuero bastante duro, era casi negra en su totalidad con algunas áreas tirando a gris, tenía gruesas costuras a lo largo y ancho de su superficie, encima venía con una tarjeta con el mismo símbolo extraño de la envoltura, no decía nada más que una frase “La carne es efímera, el conocimiento eterno”.

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