El viaje de Estrella Errante.
Historia de Zindor: El viaje de la estrella Errante. …..[Antes de cualquier era conocida, llegaron unos seres a este mundo, los cuales en su eterno viaje por la eternidad del profundo infinito celeste, se posaron en la Tierra llenándola de vida y aumentando la magia que radiaba allí donde se posaban. Tanto era así que en aquellos lugares pronto se asentaron las razas pensantes, donde levantaron sus ciudades e imperios sin que éstos los sospechasen, mientras levantaban torres tan altas que acariciaban el cielo y se adentraban en las montañas hasta la oscuridad más profunda. Después les condedieron los principales talentos y virtudes a las razas erguidas. Se llamaban los Celestiales]….
…[Entre los escasos registros enanos que quedaron tras las guerras con los elfos consta el primer encuentro entre los enanos y los hombres, cuando éstos eran todavía una raza salvaje. Unos exploradores enanos vieron una gran estrella cruzando el cielo nocturo, y, cautivados por la belleza de la misma la siguieron durante días hasta que un fragmento rojo incandescente se separó de ella y cayó estrepitosamente a tierra, emocionados por lo acontecido, los enanos bajaron la mirada buscando el lugar del impacto y divisaron un asentamiento amurallado en piedra y hierro. Tal fue su sorpresa y tan fácil la comunicación con los humanos residentes que empezaron a colaborar rápidamente, acelerando la cultura y la civilización de los hombres. A cambio y llenos de gratitud, los hombres gustosamente aceptaron que los enanos abrieran sus minas que a su vez, sorprendidos por la inteligencia humana, abrieron una escuela de ingenieros donde pudieron enseñar más a los hombres, volviéndolos pares con los enanos. Debido a las cercanías de las minas, la ciudad se expandió su mitad hacia el exterior y más del doble hacia abajo. Se hace constar varias veces que el suelo de Zindor era bastante arcilloso, así que para permitir el crecimiento de la ciudad se buscaban las grandes montañas de roca ocultas bajo tierra para anclar sus cimientos, al descubrir dichas montañas, los enanos seguían minando más,y la ciudad crecía por la afluencia de humanos y enanos, por lo que se necesitaba encontrar de nuevo más montañas ocultas para los cimientos a través de la arcilla. Se cabó hacia abajo tanto hasta un punto en el que sólo aparecieron pozos de arcilla, a los cuales se les dio nombre de los Pozos de Zindor. Tras este descubrimiento los enanos, que se denominaban así mismo los hijos de la montaña, hijos del hierro, o hijos de la piedra, denominaron a los humanos hijos de la arcilla, pues esta se encontraba tanto enterrada como en la superficie y según se usase o cociese tenía el mismo color que la piel de los hombres. Disfrutaron de largos años de paz y progreso, pero fue con la apertura de los portales del Kaos cuando el catacli… ]…
Al oír cómo se cerró la puerta de casa , Vega cerró el libro de historia y lo ocultó debajo de la ropa sucia, se puso las alpargatas y ya iba a salir de la habitación cuando, contra todo pronóstico, su hermano mayor, Alioth, entró sin llamar.
……¿Qué pasa Alioth?
-Esta vez te has pasado…..
Alioth, solía regañar a Vega cuando hacía algo mal, pero esta vez se le quedó mirando durante unos instantes, con ojos que mostraban decepción, pena, e incredulidad.
…Alioth
-Puedo pagar tu tontería con mi empleo, no se admiten ladrones en las minas y encubrirte también cuenta. Si no fuera porque soy bueno picando y tallando la bauxita, ya no tendría trabajo, pero como se te ocurre…
¿Te lo ha dicho Ferón?
- Sí, menos mal que era amigo de papá. Me estaba esperando a la salida de la mina. Me ha dicho que vayas mañana a primera hora antes de que nadie lo eche en falta. Pero he visto mucho revuelo en las calles, no sé cuánto vale lo que has robado, pero espero que no sea el motivo de todo esto.
Bueno, - dijo Alioth, al ver la cara de miedo de Vega-, si fuera para tanto no me habría dicho que fueras mañana, habría venido él. Ferón era un enano ingeniero, que combatió con Sirio, el padre de Alioth y de Vega, cuando eran “Listados”, los mercenarios en la lista oficial del gobernador de Zindor, pagados a nómina para defender y encomendarse a cualquier orden. Tras retirarse de los listados, Sirio aún tenía fuerzas para dedicarse a la minería, mientras que Ferón se consagró a la docencia y la investigación en la academia de ingenieros. Desde siempre regentada por enanos, donde tras el paso de los años logró posicionarse como el archivista. Incluso tras la muerte de Sirio y Gemma, los padres de Ailoth y Vega, Ferón los visitaba a menudo, le dio trabajo a Alioth y se preocupaba por ellos.
Vega sabía que Ferón se quedaba hasta tarde en el estudio de la academia, pues no dormía bien desde que le nombraron archivista, él siempre había sido muy activo y la docencia todavía era un campo práctico y utilizaban el taller a menudo para manufacturar artefactos y permitía la investigación. El archivista era una posición mayor, pero se aburría. Sabiendo esto, Vega se vistió, cogió el libro y salió en su busca.
Tenía 15 años, pelo rojo y a diferencia de su hermano, de 26 que era moreno y enorme, ella era baja para su edad. Vivían cerca de la superficie, aquí se hallaban; el cuartel de guardia, los establos, y la ciudadela, así como los jardines. Aparecía entonces la gran boca que daba a la ciudad. Según la riqueza familiar, se vivía más cerca del exterior y las zonas más humildes llegaban cerca del “Primer piso” o “Primer fondo”. El interior de Zindor era como una clepsidra, la primera burbuja era la ciudad actual, la parte residencial, en el centro del primer piso había una gran colina rocosa, que en realidad era una gigantesca estalagmita desgastada; en la cima estaba el final de los montacargas, en las laderas estaban las fábricas, las fraguas y los talleres, así el humo que generaban salía con facilidad al exterior, y en especial, ocupando una parte considerable de la falda de la vieja estalagmita estaba la academia de ingenieros, las minas se encontraban sin embargo en cualquier parte y hacia cualquier dirección excepto en el primer fondo hacia abajo, y las calles, rampas y escaleras de la ciudad se abrieron antaño según hicieron falta para hacer llegar el mineral hasta la estalagmita. Extendiendose por el primer fondo se encontraba el mercado de piedra y las tabernas, y a cierta distancia y tras un pequeño muro preventivo, empezaban a escalar las paredes de roca las casas más humildes. Toda la parte no residencial del fondo estaba cerrada por la noche, por último, a través de grandes exclusas en el fondo de y portones acorazados al final de las minas más profundas, se hallaban las ruinas de la vieja Zindor en la segunda burbuja de la clepsidra de roca, de dimensiones desconocidas. Cerrados sus accesos debido a la abundancia de skavens, pocos son los saquedores de reliquias que se atreven a entrar a través de antiguas minas abandonadas o tuberías perdidas, y menos los que salen.
Vega utilizaba los montacargas de carbón, eran gruesos cabos tendidos a lo largo de toda la gran boca del pozo principal de la ciudad que se adentraban hacia lo más profundo de la tierra, de ellos colgaban garfios, y de los mismos pendían vagonetas y otros contenedores. Mientras unos bajan, otros subían. Así se colaba en los niveles inferiores con sus amigos por la noche, pues eran movidos por una rueda de agua y el movimiento no se detenía nunca. Además de que no era lo mismo que los guardias los descubriesen en una vagoneta de carbón que en una de rubíes, y de paso quedaban teñidos de negro, lo cual aumentaban su sensación de aventura.
Aunque no iba muy abajo, no quería ser vista, llegó al final del montacargas saltando un poco antes de su final, fue saltando por los tejados de las fábricas dormidas hasta llegar al tejado del colegio de ingenieros, bajó por una tubería de desagüe con el libro en la boca y se coló por una ventana del estudio. Caminó tranquila por un lugar conocido y familiar para ella, pues con permiso de Ferón podía visitarlo. Cruzó el último pasillo hasta que llegó a la puerta del despacho de Ferón, aunque había luz, no llamó…
-Así que dices que no la tienes, ya, claro ….. -dijo una voz desconocida-.
-- Quizás deberíamos probar sus propios juguetes con él…a ver. ¿Esto qué hace?..-dijo una segunda voz.
No lo toques…dijo Ferón, antes de que te hagas daño.
---Dime donde está la estrella roja.... -dijo una tercera-. Nos marcharemos enseguida, sólo te solicitamos tu amable colaboración...-dijo una tercera riéndose sarcásticamente-
Ya os lo he dicho, si nadie la encontró antes, está en el fondo del Zindor, se guardó allí, y lo más probable es que ahí siga. Buena suerte con los skavens…
----Mientes….¡Pam!, sonó un puñetazo. Estás agotando mi paciencia…maldito enano.
Vega escuchó un ruido detrás suyo, un pesado caminar, y el arrastre de algo muy pesado y duro a través de los pasillos que se acercaba. De repente apareció al final del pasillo una gran figura, vestida de pies a cabeza por lo que parecían restos de chatarra, aunque de acero y arrastrando una pesada almádena, tenía la cara cubierta por un pañuelo y sólo se le veían los ojos. La figura se detuvo, miró a Vega a los ojos y esta quedó paralizada del miedo, no supo cómo no la había escuchado antes y ahora estaba al descubierto y vulnerable. La figura alzó la almádena y, contra todo pronóstico, la estrelló contra una ventana. -¡¿Qué ha sido esto?!
---¡Vámos!, sea quien sea matadle. Y tú enano, no creas que te vas a librar.
Vega miró a la puerta de nuevo, y de nuevo a la figura, paralizada y atrapada, sin embargo la gran mole de acero, la miró de nuevo a los ojos e inclinó su cabeza a la derecha bruscamente, como diciendo “apártate”. Esto sacó a Vega de su parálisis y se agazapó en la esquina como un ovillo, temblando, abrazando el libro.
Se abrió la puerta y parecieron tres hombres, vestidos de emisarios de Altdorf, de piel algo oscura y de rasgos faciales cuidados y suaves, que irrumpieron en el pasillo. Se detuvieron un segundo al ver a aquella chatarra andante, desenvainaron dagas curvas con empuñaduras negras y se lanzaron al ataque. La chatarra andante desenvainó del cinto un mazo más pequeño y lo lanzó desde la cintura, el primer hombre saltó pisando en la pared, dio una voltereta en el aire esquivando el mazo y siguió su carrera, el segundo sin embargo recibió el impacto en la rodilla, que se le dio la vuelta y cayó gritando de dolor. El tercero esquivó al compañero caído y con una daga en cada mano siguió corriendo. El primero, chillando como un demonio y saltó hasta ponerse en horizontal como una flecha, con una daga en la mano derecha apuntando al corazón de hombre acerado, justo antes de impactar, el hombre de chatarra le cogió por el cuello, sosteniéndolo en el aire y deteniendo su carga sin tambalearse si quiera, el último atacante frenó en seco al ver su fuerza. El primer emisario, pasó agilmente la daga a la mano izquierda en el aire, y la clavó en el pecho a su rival, sin embargo, no logró penetrar el acero. El emisario le miró a los ojos sorprendido, aterrado ante la fuerza de este, y fue lanzado contra el marco inferior de la ventana rota, se quedó con las piernas colgando por fuera, la cabeza y los hombros hacia el pasillo, boca arriba, apenas le dio tiempo a mirar horrorizado su vientre perforado por los cristales mientras vomitaba sangre. Pues es hombre de metal cogió impulso con su almádena golpeó haciendo un arco en el aire su cabeza colgante como si fuera a clavar un clavo en la piedra. Le arrancó la mandíbula, la garganta, los ojos y media frente. El último emisario que fue el último en hablar en el despacho parecía el jefe de los otros dos, le espetó:
-Eres fuerte, eres rápido, pero conmigo estás muerto… -.Se lanzó contra él como un rayo, con los brazos en flecha hacia atrás, y las dagas también mientras las hacía girar y silbar en el aire. El hombre de acero se llevó la mano libre a la cabeza, tenía una esfera de cristal en el yelmo, retrocedió una pierna, bajó su postura y encendió la esfera, que resultó ser una linterna de minería y lanzó un cono de luz a los ojos del jefe emisario, que los cerró y se cubrió con los brazos lanzando con un grito lo que parecía un insulto. Cuándo abrió los ojos se encontró con un placaje directo del hombre de acero, que le golpeó con su hombro, derribándolo en el suelo y desarmándolo, pues el vencido había soltado las dagas para poner las manos en su caída.
-¡No, espera!, ¡te daré oro!, ¡mucho!, ¡lo que me pidas!, ¡lo que quieras!, ¡pero escúchame!-, dijo el caído.
El hombre de chatarra se acercó a él, bajó la almádena, y se descubrió el rostro. Era un joven moreno especialmente grande.
-¡¿¿A..A… Alioth??! -Dijo Vega, aún con más miedo que asombro. Alioth, tenía la misma mirada de tristeza que había visto un poco antes, meláncolica, llena de decepción. Fría, demasiado fría…miró a Vega sin muestra de enfado. Vega acababa de descubrir una nueva forma de odio y cinismo.
- Dame un millón de arcas de oro, cien castillos, mil súbditos y un dragón. -dijo Alioth sin emoción alguna-.
El jefe de los emisarios, se enmudeció y tardó un par de segundos en reconocer la tomadura de pelo. – ¡¡¡MALDIIITOOOO!!!-.
Alioth balanceó la almádena hacia atrás, cogió impulso, gritó como una bestia mientras su arma estaba en lo más alto y golpeó de tal forma que temblaron las paredes. Basta decir que el metal rompió las losas del suelo en una explosión de sangre.
-¿Te han herido Vega?-
No…-dijo ella mientras se inspeccionaba aunque supiese que no la habían tocado- le miró con cara de asombro-. ¿Qué haces aquí?, ¿me has seguido?. - Por supuesto que te he seguido, y no te olvides que yo también he sido un niño y me he colado más veces que tú y tus amigos juntos en los montacargas,ni siquiera sabéis cual es el más rápido. Ferón me dijo que unos emisarios de Altdorf habían llegado a la ciudadela y venían buscando a cualquier ingeniero de la academia y en especial a él, por un asunto diplomático. También me dijo que no sería muy raro que fueran emisarios. Dijo que se bastaba sólo en caso de problemas. En el fondo te he asustado con lo del libro para que te quedaras en casa, Ferón me dijo que no había problema porque te lo quedaras esta noche. A todo esto, ¿dónde está?.
Vega se estaba empezando a incorporar y a asomarse al despacho de Ferón cuándo el último hombre que quedaba con vida, y parecía que había perdido el conocimiento, se incorporó extraordinariamente rápido y agarró a vega del pelo llevándola al suelo de nuevo.
-Me la vais a pagar, ¿quién os habéis creído?, ¡Suelta el arma muchacho!. –Dijo mientras se mal sostenía encorvado, herido de su rodilla torcida, con un cuchillo tangente al cuello de Vega-. ¡¡¡ALIOOOTH!!! –Gritó Vega, de nuevo asustada-.
¡BOOM!, Alioth no tuvo tiempo de responder. Sonó un disparo desde el despacho, y el hombre herido calló de espaldas por delante de Vega. -Les dije que esto hacía daño….-Dijo Ferón-. Mientras sostenía una de sus armas de fuego personalizadas. Jadeaba y tenía en la cara varios golpes y heridas, pero parecía importarle bastante poco.
¡FERÓN! Gritó Vega de alegría, se levantó dando un respingo y le abrazó. - JAJAJA mi pequeña Vega, mi pequeña y traviesa Vega. ¿Habías venido a devolver el libro a escondidas a que sí?. Alioth no te hubiera dejado venir ahora.
--No cambias con el tiempo. -Respondió Alioth. -Te dije que yo sólo me bastaba, ¡si les tenía contra las cuerdas!. --Ya , ya…-Dijo Alioth mientras sonreía por primera vez-.
.-Vamos a dentro, luego limpiaré esto-
Ferón cargó con Vega, que cerró las piernas alrededor de la cadera de Ferón porque era casi tan alta como él. Y la sentó en la mesa del despacho. Alioth miró a los cadáveres, recogío sus armas y pasó sin cerrar la puerta.
--¿Quiénes son?. Porque emisarios del Imperio imposible. -Dijo Alioth mirando a los cadáveres.-
-Llegaron al ocaso a la ciudadela. Pidieron ver al gobernador, como no recibía visitas a esas horas, hablaron con el secretario. Sospechoso fue que preguntaran por los enanos ingenieros, y en especial por mí. Y más extraño era que consiguiesen un permiso para acceder a la academia por la noche. Creo que embrujaron al pobre secretario.
--¿Embrujaron?. -Dijo Alioth, y a continuación Ferón asintió suavemente con la cabeza-. -Observad…
Ferón depositó su arma en su estuche, se dirigió a una vitrina y cogió un frasco con un líquido blanco y se dirigió al cadáver más cercano al despacho, lo arrastró dentro y lo puso boca arriba. Era un hombre joven, de una piel bronceada y de rasgos faciales suaves. Por lo demás parecía normal.
-¿Lo veis verdad?, bien, un emisario nunca es una persona tan joven, pues se necesita experiencia, cultura y habilidades diplomáticas, y eso lo da la edad. Sin embargo, tiene tus años aproximadamente Alioth. Por otra parte, es muy moreno, sólo una persona que estuviera trabajando en el campo de sol a sol tendría esta piel. Y por supuesto, descartamos a un arábico, porque el imperio no lo contrataría jamás debido a la posibilidad de ser un corsario o un espía. Y ni mucho menos un hombre de oriente, pues rara vez se ven en las caravanas mercantes y no hablan bien nuestra lengua. Sin embargo… -Ferón roció el rostro muerto del joven con el líquido blanco-. -Esto es polvo de halita, polvo de cuarzo, alumbre, te de ortiga y whisky. Repone minerales, previene infecciones, está rico y además…. limpia y descubre las mentiras y las ilusiones, lo utilizamos para salir de dudas con los experimentos, elimina el sigilo de la verdad. La ortiga y el whisky permite que entre en la piel.
El rostro del chico empezó a transformarse. Crecieron sus orejas, sus ojos se tornaron rojos, su piel se volvió negro carbón, crecieron sus colmillos y su pelo, que se volvió cano, por último salieron unos pequeños cuernos de su frente.
-Oh Dios mío…….esto no puede ser, eso es horrible-
--¿Son elfos oscuros no?. Me advertiste en su día, me he preparado para ellos.
Así que así son. Nunca había visto uno, dan miedo.
-Así no son Vega. Los elfos oscuros, también llamados drows, no tienen esos colmillos tan largos, ni cuernos…. Los han cambiado… magia de slaanesh… no habían terminado su transformación, eso explica que los hayas matado Alioth, estos deberían ser cinco veces más rápidos-.
--¡¿Cinco veces?!, Apenas atrapé al primero… y su jefe era muy veloz.
- No tanto como la luz, por suerte. ¿Esa es la vieja armadura rompe-hierros para humanos verdad, la de tu padre?, hace mucho que no se usan. --Hasta que se cerraron las exclusas y portones, tengo entendido. -dijo Alioth- .
-Sí, apenas se hacen trabajos y expediciones al fondo de Zindor hoy en día. Bueno, volviendo a los drows…Todavía estaban bajo los efectos negativos de la transformación, además les ha traicionado su exceso de confianza, típico de ellos, son unos arrogantes. Debieron interceptar mi carta a Altdorf, la envié por mar para que llegase más rápido, por lo que son corsarios, pero si hubiera una gran flota habríamos sido alertados, por lo que debe de haber una flotilla expedicionaria, con grupos tierra adentro. Podrían haber llegado en un grupo de cinco o seis sin levantar demasiadas sospechas, sobre todo con magia de slaanesh, así nublaron la mente del secretario y lograron el permiso de acceso. Pero el hecho de que sólo enviaran a tres, sin estar completos, tan zoquetes,engreídos e inexpertos, tenían mucha prisa, así que necesitaban la transformación y el engaño para pasar desapercibidos a toda costa, y eso sólo puede significar una cosa. Está despertando la estrella dorada, la hermana gemela de la estrella roja. Alioth…. ¿Dónde la tienes?. -Dijo Ferón, subiendo los ojos lentamente hacia él-.
Vega miró a su hermano, Alioth desenfundó de nuevo su mazo pequeño, y se lo dió a Ferón. El mazo tenía una estrella cincelada en un dorso, con una ranura en el medio.
-Buen chico, así me gusta. Creo que Vega tiene edad para ir sabiendo cosas. - Dijo Ferón con los ojos clavados en los de Alioth, esperando su confirmación-.
--Adelante, quién mejor que tú.
¿Qué cosas?.-dijo Vega mirándolos a ambos.
-Propuse a Alioth hace algunos años para trabajar en las minas de bauxita, que es la piedra principal de Zindor, de ella suelen aparecer rubíes. Pues bien, Alioth a menudo me da los rubiés que encuentra delante de cuanta más gente posible mejor. Así se mantiene la imagen de humildad de vuestra familia, de la que yo me he hecho cargo desde que érais pequeños, como si fuera un pago, y de paso evita que vuestra casa se halle en el ojo de cualquier ladrón. -dijo Ferón mientras colocaba el martillo en un pequeño banco de trabajo que tenía en su despacho, abarrotado de trastos-. Pero descubrimos la estrella roja en el fondo de Zindor durante una misión, en aquél momento, aparte de una extraña roca similar a un rubí pero cristalino y que emitía un destello propio. Desconocíamos su naturaleza y los antiguos enanos la ocultaron bien. Es la estrella que nos unió, que os dio la vida como civilización, la guardaron como núcleo protector de Zindor. Luchamos contra los skavens que también sentían su presencia. Sólo sobrevivimos tu padre y yo, así que la ocultamos bien, pues los gobernadores humanos son avaros y corruptos. Cuando nos retiramos, concluímos que en la academia podía ser encontrada por los ingenieros tarde o temprano, así que la guardó tu padre. Tu hermano sabe desde hace tiempo donde estaba, por cierto.¿Ya sabes cómo murieron tus padres verdad.?
Mi madre en el parto, y mi padre…de ¿peleador? -¿Y no te parece sospechoso que tu padre, que se dedicaba a la minería y a la fragua, se dedicase a pelear en los gladios de los pueblos, a su edad?
Vega se encogió de hombros.
-Fue su tapadera oficial, había gente entonces husmeando en Zindor buscando la estrella roja. Descubrimos a un vendedor de sangre, un viejo término para los mercaderes de gladiadores, que en el fondo era un elfo oscuro de Slaanesh, y comandaba una cuadrilla de avance. Tu padre y yo nos ausentábamos para encontrarlo. Yo sin embargo solía salir más a menudo para conseguir productos y herramientas para la academia y no levantaba tanta dudas. Cuándo le encontramos, intentamos emboscarle, pero no salió tan bien como esperábamos. Yo me encargaba de sus secuaces, ocultado en la sombra con mis armas y moviéndome en la oscuridad. Tu padre se enfrentó con él directamente, y logró vencerlo, pero le costó la vida. Ese maldito todavía estaba jadeando cuando llegué hasta él. Le incrusté un proyectil de cabeza de diamante en su ojo izquierdo, el diamante tiene relación con Sigmar, así me aseguré que la magia de slaanesh no lo salvase.... su nombre era Cygnus . Vuestro padre me pidió que cuidase de vosotros antes de morir, con mi posición en la academia no he podido hacer menos. Vega miraba atentamente a Ferón, y desviaba la mirada cuando intentaba asimilar lo que le decía. Pues Alioth le había dicho que desde la muerte de mamá necesitaba buscar pelea de nuevo para sentirse mejor.
-Y tu madre…
Vega le volvió a mirar. Murió en el parto cuando yo nací ¿verdad? -Sí, ¿Pero sabes por qué? Vega siguió escuchando. -Tu madre, Gemma, era una mujer muy hermosa, y morena, al contrario que tú. Pero Sigmar no le había dado el don de la vida, y como ella y Sirio querían ser padres me puse a investigar. Hice lo posible, pues los médicos y curanderos locales no hallaron Por lo visto, la estrella que cayó aquí e hizo nacer a la civilización humana antes del cataclismo del Kaos la destruyese, era una estrella fugaz de dos colas, una roja y otra dorada, de forma similar a las colas del cometa que presagió el nacimiento de Sigmar. Voló por los cielos del mundo varios años, cambiando con las estaciones su trayectoria, pareciendo querer elegir el lugar donde caer al suelo, por eso fue conocida como “la estrella errante” hasta que finalmente se dividió y murió. Por lo tanto, si la estrella fugaz era un fragmento del mismísimo cometa de dos colas de Sigmar, quizás tuviera un poder similar. Ni te imaginas nuestra sorpresa cuando descubrimos que era la estrella roja, hasta que leí sobre ella ni lo sospechabamos...Administré un elixir especial, con el polvo de la estrella roja... y Sigmar nos dió a Alioth, el chico más fuerte que he conocido...... sin embargo el elixir debilitó a tu madre, tardó mucho en recuperarse, y se volvió más frágil, enfermaba con facilidad y no podía trabajar demasiadas horas al día.... sin embargo se recuperó lo suficiente como para querer tenerte a tí.... -la mirada de Ferón se volvió triste-.... Preparé el elixir lo mejor que pude, con medicinas, incluso hice venir a un pupilo de Mentor desde Jadessvärd para que me ayudase y a un sacerdote de Sigmar para que bendijese el brebaje.... pero todo fue en vano. Para que una cola de estrella siguiese su curso un poco más de tiempo, la otra tuvo que morir. Casi os pierdo a las dos... pero te salvamos, les hice prometer que no contarían la historia. 15 años despues, aquí estás. Y creo que esto te pertenece a tí...
Ferón cogió un cincel y un mazo de un cajón, lo introdujo en la ranura y golpeó con fuerza, el mazo se partió por la mitad limpiamente, y quedó una piedra, roja como la sangre, de aspecto cristalino y que emitía un fulgor propio.-
- Buen escondite Alioth, ni yo mismo lo hubiera imaginado, desde luego tienes talento con la fragua, no habrías sido mal enano. -dijo Ferón mientras cogíadelicadamente la estrella.- Toma Vega, es tuya.
– ¿Y parecerme a tí?, - rió amistosamente. Vega cogió la piedra, la alzo y la contemplo. Su color era el mismo que el de su pelo.
Bien, ahora partimos. Aquí tenemos todo lo necesario, ya he escrito mi carta de renuncia
--Me lo imaginaba, dijo Alioth, ¡Ay Señor!, pensé que bromeabas.
¿Partir?¿Y tú lo sabías? -dijo Vega a su hermano, olvidandose momentaneamente de la estrella.
- Así es, se lo conté a Alioth esta tarde. Aquí ya no estáis seguros, tarde o temprano darán con vosotros. Vereis, todos saben la relación que tengo con vosotros y hace no mucho, corrían rumores de barcos negros en la costa, barcos con cabezas de bestias que se desvanecían en la niebla. En pocas palabras, drows, trás su primer intento fallido pensé que no volverían, como todos los buscadores de la estrella que fracasaron. Pero si han vuelto, es que deben de importarles el asunto. Por lo que he podido averiguar de los antiguos textos, las estrellas fugaces extraordinarias son fragmentos a su vez de las almas de los celestiales, que deambulan eternamente por el infinito. Y a veces quieren recuperarlas, cuando lo necesitan, llaman a las partes divididas de sus almas, las cantan a través de los tiempos y del profundo abismo del cosmos, y las hacen sonar, vibrar, ¡responden!. La mitad roja impactó aquí, cerca del asentamiento primitivo que descubrieron mis ancestros, y la mitad dorada en lejano oriente, según los viejos registros enanos, en la ciudad Sang-Diu, o como se diga, donde se alza el gigantesco Palacio de la Tarde, custodiado por uno de los templos de jade, que los protege de las magias impías. No he podido estudiar la estrella roja, era peligroso tenerla aquí, pero si los drows han vuelto, la estrella dorada está cantando, sus brujos lo saben, posiblemente sea un fragmento de mayor tamaño, pero no pueden atacar el Palacio de la Tarde como si nada, por eso están intentando hacerse con la estrella roja primero. En cuanto escuché los rumores de los barcos negros, envié una carta urgente a Altdorf solicitando cualquier información sobre la estrella roja y la dorada, celestiales, el Sang-Diu, Zindor..... han debido interceptarla. El poder de un celestial es algo que este mundo aún no ha conocido, seguro que quieren controlarlo. -¡Por eso debemos impedir que consigan las estrellas!
¿Pero que pasa con nuestra casa? ¡No! ¡Yo no quiero ir!- dijo Vega superada por tanta información.- No quiero ir...
-No te preocupes cariño, he dado orden de cuidar tu casa a mis alumnos.
--Vega, Ferón me pidió que enviase cartas a tus amigos, para ellos nos vamos unos años a las minas de oro en Jadessvärd. Te prometo que volveras a verlos. Y tú ya terminaste la escuela, siempre has querido vivir aventuras, ¿no?. Además ¡Ferón me ha dicho que iremos en barco!.- dijo Alioth sonriendo, mientras posó una mano sobre su herma.
¿En barco?, ¿a dónde vamos?-dijo Vega algo más animada. -Así me gusta. Alioth, Vega, partimos al este, oriente nos espera.
Excellent