Ya tenemos la continuación de la historia que comenzó @yoselin, en este caso el escrito ha sido realizado por @rnunez09. Tras un largo debate del equipo de Spanish-Trail hemos pensado que lo mejor es incluir los dos relatos en el post para darle una línea de continuidad, por supuesto, todos vosotros sois parte de este proyecto y esperamos vuestras opiniones acerca del formato del post ¿Que opinais? ¿Vamos añadiendo los escritos hasta completar los cuatro mensuales o creeis que es mejor poner el escrito que participa esta semana y los anteriores poner un link?
De momento vamos a probar así y vemos que tal... ya no os distraigo más que sé que estáis ansiosos por seguir con la historia ;)
EL destino de Achilles
En un lugar al sur de la antigua Grecia, yacía un pueblo que parecía estar olvidados por los dioses, ya que sus casas estaban devastadas, sus calles agrietadas, sus templos deteriorándose y los habitantes se encontraban en la mas extrema pobreza y desnutrición. Este pueblo estaba a pocos metros de la costa del mar mediterráneo, y los pueblerinos trataban de aprovechar al máximo las bondades que este le podría ofrecer, eran buenos pescadores y artesanos de pesca, construían pequeñas embarcaciones pero de gran fuerza que pudiesen hacer frente a las olas de las costas para poder viajar hacia agua mas calmadas y poder lanzar la redes que ellos mismos tejían para pescar.
Era uno de esos tantos días normales para Achiles, se levantaba de nuevo de su precaria cama meditaba en qué hacer para esta vez poder encontrar algo que pescar, ya que desde hace unos meses los peces parecieran haber huido de su lugar habitual de pesca. Todos los habitantes del pueblo hacían lo mismo, otros cansados por decaída de la pesca huyeron para asentarse en otras regiones con mas posibilidades. Achilles toma la red que colgaba en la pared de su casa, atraviesa los viejos caminos del pueblo para llegar hasta la costa y montarse en su pequeño barco, mientras pasaba por el pueblo era imposible para él no escuchar los murmullos de las personas que al verlo pasar recordaban el viejo accidente donde Achilles perdió para siempre sus ganas de vivir.
Ya habían pasados 2 años desde aquel accidente. Achilles con su esposa e hijos decidieron dar un paseo en el mar, con la intención de que su hijo Adonis aprendiera de su padre, los trucos de un pescador experimentado, pero ese día el mar les tenía una sorpresa nada agradable. Era un día normal, con cielo despejado y mar totalmente calmo, estaban los 3 felices, la pesca era buena, era un momento de amplia alegría parecía que nada podía opacarla. Hasta que Achilles presencia que a lo lejos se acercaba una gran tormenta, rápidamente él y su hijo toman los remos para apresurarse en llegar a la costa, pero la tormenta avanzo muy rápido. Nubes negras invadieron el cielo, la tranquilidad del día fue opacada por los grandes estruendos de los truenos, que se escuchaban como los gritos del Dios Zeus, las olas atacaban la embarcación por todos lados no había escapatoria para tan nefasta situación, Achilles no se rendía remaba lo más fuerte que podía su hijo quedo exhausto no podía mas con sus brazos y, su madre que lo veía solo opto por abrazar a Adonis y rezar por poder salir de tal situación. Pero ni el esfuerzo de Achilles ni los rezos de su esposa fueron suficientes la embarcación termino volcándose, Adonis y su madre murieron ahogadas, solo Achilles sobrevivió milagrosamente, su cuerpo fue arrastrado hasta la costa, donde el agua de lluvia que caía en su cara lo despertó, rápidamente se puso de pie y corrió por toda la playa en busca de su esposa e hijos, fue en vano nunca pudo encontrarlos. En el pueblo los truenos, relámpagos y la lluvia quedaron opacados por los gritos de Achilles, solo se escuchaba su llanto y sus gritos: “Te maldigo mar, te maldigo, me lo has quitado todo”.
Desde aquel día empezó la mala suerte del pueblo, muchos achacaban la mala suerte a Achilles, por eso su casa era la mas dañada del pueblo, hubieron personas que la atacaron esperando que así Achilles recapacitara su estadía allí y se fuera del pueblo, pero después de lo sucedido, él había perdido el miedo a la muerte no había nada ni nadie que lo pudiese asustar, ya no creía en los dioses a los que alguna vez adoro.
Durante esos 2 años Achilles hacia lo mismo, se despertaba meditaba ideas para una buena pesca, tomaba su red de pescar, atravesaba el pueblo, escuchaba el murmullo de los pobladores, llegaba hasta el muelle y se dirigía hasta su zona de pesca y lanzaba su red. Cuando estaba sentado hay, solo recordaba el rostro de su esposa e hijos, se levantaba y con una furia descontrolada que salía de lo mas profundo de su corazón maldecía a los dioses por no haberlo dejado morir junto a su familia, no entendía ¿por qué todavía estaba vivo? Muchas veces trato de suicidarse pero el resultado siempre fue el mismo, el mar lo llevaba hasta la orilla y hay despertaba al lado de su barco y su red. Parecía como si destino le tuviese algo preparado y lo estuviese entrenando para el combate.
Ese día fue igual, los peces no picaron las redes, fue otro día de fracaso. Cuando Achilles se preparaba para volver al pueblo, algo extraño paso, de la nada una gran ola lo golpeo y volteo su barco, cayo inmediatamente al mar, y una extraña fuerza lo jalo por su pie y lo llevo hasta las profundidades. Achilles lucho por tratar de zafarse, pero nada impidió que fuera arrastrado, mas y mas profundo en el mar. Cuando ya todo parecía perdido para él y veía su muerte inminente, entro en un trance y tuvo una extraña visión, escuchaba la voz de un hombre que pedía su ayuda:
-Achilles tu destino no es la muerte, tú has venido a este mundo a derrotar al mal acecha en estos mares, ese mal que ha espantados los peces de esta zona, y que en otros lugares, ah hundido barcos y ha matado a sus tripulaciones.
Achilles estaba de nuevo inconsciente en la playa, siendo despertado por el golpe de la olas en su cara y el sonido de las gaviotas que se acercaban a picotearlo, fue una sensación extraña para él nunca había sentido ni escuchado esa voz. Pero sin duda no será la última vez que sabrá de ella....
...
A pesar de la deprimente situación, Achilles se emprende a la mar una vez más, ahora lo hace como un autómata pues hay una fuerza instintiva que casi lo obliga a realizar la faena. Debido al débil viento rema sin cesar con sus fuertes brazos hacia aguas profundas, detiene la nave y percibe una quietud en mar fuera de lo común, lanza sus redes y espera, toma las relingas para sacar la red sin muchas esperanzas de ver peces en ella, su predicción es acertada, el frustrado pescador tira la red al mar y suelta sus cabos con la intención de que se la lleven las aguas. Ya está harto, no pescará más.
Se sienta en un madero del bote y la impotencia y rabia lo consume, mira al cielo y una vez más maldice a los dioses - Malditos sean dioses del Olimpo, ¿qué quieren de mí? Déjenme morir en paz -. Y tapándose la cara con sus manos se rompe a llorar, comienza un soliloquio entre sollozos interminables, recuerda a su hijo y a su esposa y cuando en aquel desgraciado día él le obsequió a su pequeño una pulsera con extremos de oro y plata hecha por él mismo, en su mente estaba clavado el recuerdo cuando la puso en su pequeña y fina muñeca.
Repentinamente la quietud del mar desapareció, el bote de Achilles se movía bruscamente y comenzó a avanzar, parecía ir en línea recta pero luego aumentaba su velocidad para moverse en torno a algún punto de las aguas, se trasladaba en círculos una y otra vez. El sorprendido tripulante se dio cuenta que estaba en el borde de un gran remolino, inmensas olas se formaban a su alrededor y una repentina tormenta se hacía en el centro del vórtice, caía inexorablemente en espiral hacia el centro del gigante remolino, su bote fue tragado junto con él, ésta vez a diferencia de otras ocasiones no hizo esfuerzo alguno para salir a la superficie, se dejó llevar por esa extraña fuerza que lo empujaba hacia abajo.
Sentía la presión de las aguas en sus oídos y en medio del descenso pudo ver que algo muy grande de color rojizo subía a la superficie, apenas logró divisar lo que parecía el ojo de una ballena o algún animal submarino. Repentinamente su cuerpo comenzó a rotar sobre sí mismo y sintió que se ahogaba, cuando de pronto escuchó de nuevo en su cabeza aquella voz que le decía - Achilles tu destino no es la muerte, tú has venido a este mundo a derrotar al mal que acecha en estos mares, ese mal que ha espantado los peces de esta zona, y que en otros lugares, ha hundido barcos y matado a sus tripulaciones -
La rotación del cuerpo de Achilles aumentaba a medida que descendía más en las oscuras profundidades, comenzó a desmayarse y pensó que ahora sí iba a morir, por instinto trataba de respirar y una bocanada de aire desesperante junto con una intensa claridad lo puso al tanto que estaba en la superficie, al parecer el vórtice era un portal que lo había llevado a otro lugar en el espacio y el tiempo. Siguió respirando profundamente, unas aguas tranquilas lo hacían flotar, miró a su alrededor totalmente desconcertado y se dio cuenta que estaba en un lugar desconocido, frente a él veía a lo lejos un gran acantilado de piedra que daba con la orilla de una isla.
Repentinamente se interpuso en su mirada muy cerca de él un hombre que flotaba sin esfuerzo alguno, era un viejo de pelo y barba blanca muy larga. Extrañado cerró los irritados ojos y los abrió como pensando que veía visiones, en lugar de desaparecer el anciano estaba más alejado, pero esta vez casi parado sobre las aguas, Achilles le gritó – Tú… ¿Quién eres?-, al no recibir respuesta nadó hacía él, pero luego observó que estaba en la orilla de una isla frente al acantilado, siguió nadando hasta llegar a la orilla y se paró cerca del extraño hombre y contemplándolo de pies a cabeza pudo ver que era un anciano de tez blanca y de gran altura, vestía ropas antiguas, una túnica blanca y larga sujeta por un cinturón de cuero, y cubierto por unlámide o capa enganchada por una muy vistosa fíbula, sus karbatines o sandalias no mostraban desgaste alguno, sujetaba con su mano derecha una especie de palo de madera que escurría agua constantemente, pero en el cuerpo del viejo no se apreciaba humedad alguna.
Luego de detallar con cuidado al imponente anciano le volvió a preguntar -¿Quién eres? -, y con una voz que ya Achilles había escuchado le dijo – Soy Nereo, Dios de las olas y corrientes de todos los océanos del mundo -, y continuó diciendo – Y tú eres Achilles descendiente de otro con tu mismo nombre, quien fue mi nieto, aquel que derrotó a Héctor y fue héroe de la guerra más épica de todas. Han pasado más de tres milenios y sin embargo todavía por tus venas corre algo de icor, sangre de los inmortales, y esa es la razón por la que no mueres a pesar de todas las veces que has querido que suceda- , - Pero, ¿qué quieres de mí? -, preguntó insistentemente Achilles confundido, - Ya te lo he dicho, tú has venido a este mundo a derrotar al mal que acecha en estos mares, que ha espantados los peces de tus mares, y que en otros lugares, ha hundido barcos y matado a sus tripulaciones – Le repitió Nereo señalándolo con la extraña y húmeda vara.
El dios de las olas le explicó a Achilles que el vórtice de agua que se lo había tragado lo trasladó al lugar donde se encontraba ahora, y que éste era la isla de Creta, tierra llena de leyendas y mitos milenarios. Le dijo que ese gran remolino lo había producido el gigante Talos, un gigante alado hecho de bronce por el mismo Hefesto con ayuda de los cíclopes, lo hizo a solicitud del grandioso Minos quien fue rey de la isla hace miles de años. Le contó que el gigante de bronce era el guardián de la isla y le daba tres vuelta a ésta todos los días, y que de vez en cuando se sumergía en las aguas y con sus broncíneas alas hacía esos torbellinos de agua que provocaban huracanes y tornados que devastaban barcos enteros y ahogaban a sus tripulantes, el vórtice que hacía era tal que además de trasladarlo a otras aguas lejanas se tragaba todos los peces de éstas.
Entonces Achilles le dijo que había oído hablar de esa leyenda gracias a sus padres y los ancianos del pueblo, pero que a Talos le había dado muerte un hechizo de la sacerdotisa Medea que lo enloqueció provocando que él mismo se quitara la clavija de su talón que contenía su fluido vital. Nereo le dijo que eso era cierto, y que ocurrió cuando Jason y sus argonautas llegaron a la isla, pero luego Hefesto lo resucito de nuevó y esta historia no es conocida por nadie. Terminando de decir ésto, el mar comenzó a crear de nuevo el vórtice y ante los ojos de Achilles, seguido de saltos turbulentos de agua, salió volando el gigante de bronce que descendió a un lugar apartado de la isla; pudo observar que en sus manos llevaba barcos que luego lanzaba contra los peñascos y se destrozaban en pedazos, veía salir gente muerta y herida que Talos pisaba cruelmente con sus gigantes pies metálicos.
El aturdido pescador se dio cuenta que eso era lo él había visto cuando se hundía en el agua, no era ningún animal marino como pensó dentro de ese caos, no, era el mismo Talos que ascendía a la superficie para crear desastres y tormentas en las aguas de su pueblo, también entendió que Nereo lo había sacado del vórtice llevándolo a Creta con sus poderes de dios de las aguas.
Achiles aún no sabía cómo derrotaría al gigante de bronce, y comenzó a caminar con Nereo por toda la isla. Llegaron a un lugar que se llamaba Cnoso donde había una especie de laberinto, el anciano le comentó a Achilles que en tiempos del rey Minos este laberinto fue construido por Dédalo y que contenía a un minotauro antropófago, pero ahora era el lugar preferido de Talos para guardar todos sus trofeos provenientes de sus ataques en el mar. Este sitio causó mucha curiosidad al pescador quien con la ayuda y guía de Nereo entró en el laberinto, allí observaba pasmado la cantidad de objetos que tenía en las diferentes cámaras, había un tesoro de gran cuantía, tazas de oro, adornos de todo tipo, artesanía de plata y bronce, y demás. Ya saliendo del laberinto Achilles le llamó la atención algo que estaba debajo de unos finos maderos, lo tomó con sus manos y cuál fue su asombro cuando descubrió que era la pulsera que le había regalado a su pequeño y amado hijo aquel nefasto día, lo apretó fuertemente con sus manos y comenzó a llorar…
La autoría de estos relatos es de @yoselin y @rnunez09 que se prestaron a participar en este reto tras ser los ganadores del SpanishChallenge #15 y #16, requisito imprescindible para formar parte de Relatos Encadenados, desde el equipo Spanish-Trail os invitamos a seguirles y disfrutar del contenido que aportan a la comunidad, un saludo y SteemOn!!
Muy buena historia y magnifica continuidad del relato, felicidades a los escritores ;)
por fin :D ¡que buena continuación!
Me alegra que te haya gustado la continuación, es importante que los participantes quedéis satisfechos y habléis bien del Spanish-trail ;)
Ahora queda ver el cierre, a ver como termina ☺️
¡Me alegra que te gustase la continuación de tu relato!
Tuve que leer algo de mitología griega, que se que te gusta y es sumamente interesante.
Ps te informaste muy muy bien :D en mi cabeza tenia pensado una especie de Kraken, pero que hayas elegidos a Talos fue mucha mejor elección :D
Wow @rnunez09, me has dejado con la boca abierta! Que lindo que se va poniendo este relato! Le deseo lo mejor a @erkj03 en la continuidad de este!
Y gracias querido @aniestudio por el trabajo que estas llevando a cabo.
Abzo grande a todos!!
Gracias a tí... Todo este follón es culpa tuya!!! 😂😂
Menuda pedazo de historia se está montando!!!
Enhorabuena a los que ya han participado y un reto muy duro para quien deba continuar xD
Me fascinó poder formar parte de estas historias encadenadas, hacen despertar la creatividad e imaginación que todos llevamos por dentro.
Muchísimas gracias, siempre espero estar a la altura de estos challenges y espero con ansias el desenlace de El Destino de Achilles.
Buen relato... muy interesante...