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God throughout the stories of the Old Testament makes his faithfulness known to us in favor of those who trust in his help.
In God only my soul is quiet;
My salvation comes from him.
He alone is my rock and my salvation;
He is my refuge, I will not slip much.
Psalm 62.1-2
We can imagine a situation in which we carry something very heavy, at that very moment we begin to feel discomfort, especially pain in the arms due to the weight, after a short time we let go of it and at that same moment we feel a great relief, immediately all that pain and discomfort decreases. This is an example of how we feel when we give our burdens to the Lord Jesus Christ.
David had gone through different situations, some very difficult, and he knew very well this relief he talks about. Let us remember that at one point he found himself under deathly persecution for a time, he hid to stay alive, he even gave a cry of despair "How long, God? Have you forgotten about me?"
How long, Jehovah? Will you forget me forever?
How long will you hide your face from me?
Psalms 13:1
Even in the midst of all this anguish he has also experienced consolation and faithfulness from God. This leads us to remember that God can also free us from the weight we carry, that weight that produces anguish and pain, let us be certain that God is working and that the exit is near, let's see how God sees: "To give them a glorious future." Let's use David's words too.
He alone is my rock and my salvation,
my strength where I will never be shaken.
Psalms 62:2
While we go through this entire process it is necessary that we develop trust, pray to God, place our trust in him and always remember that we will be firm in him and we will not be moved, in him we find salvation, let us place that burden that bothers us and hurts us, let us experience relief.
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Dios a lo largo de las historias del antiguo testamento nos da a conocer su fidelidad a favor de auqellos quienes confían en su ayuda.
En Dios solamente está acallada mi alma;
De él viene mi salvación.
Él solamente es mi roca y mi salvación;
Es mi refugio, no resbalaré mucho.
Salmo 62.1-2
Podemos imaginar una situación en la que cargamos algo muy pesado, en ese mismo momento comenzamos a sentir incomodidad, sobretodo dolor en los brazos debido al peso, después de un corto tiempo lo soltamos y en ese mismo momento sentimos un gran alivio, inmediatamente todo ese dolor e incomodidad disminuyen. Esto es un ejemplo de como nos sentimos cuando entregamos nuestras cargas al Señor Jesucristo.
David había atravesado diferentes situaciones, algunas muy difíciles y conocía muy bien este alivio del que habla, recordemos que en un momento se vió bajo persecución de muerte por un tiempo, se escondía para permanecer con vida, hasta llegó a dar un grito de desesperación "¿Hasta cuando Dios?, ¿Te olvidaste de mi?".
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
Salmos 13:1
Aún en medio de toda esta angustia también ha experimentado consolación y fidelidad por parte de Dios. Esto nos lleva a recordar que Dios también puede librarnos del peso que acarreamos, ese peso que produce angustia y dolor, tengamos la certeza que Dios está obrando y que la salida está cerca, veamos como ve Dios: "Para darles un futuro glorioso". utilicemos las palabras de David también.
Solo él es mi roca y mi salvación,
mi fortaleza donde jamás seré sacudido.
Salmos 62:2
Mientras pasamos por todo este proceso es necesario que desarrollemos la confianza, oremos a Dios, depositemos en él nuestra confianza y recordemos siempre que estaremos firmes en él y no seremos movidos, en él hallamos la salvación, depositemos en él esa carga que nos molesta y nos duele, experimentemos el alivio.
Muchas Gracias por compartir esta lectura, deseo que el Espíritu Santo de Dios traiga revelación de su palabra a nuestras vidas.
