La voluntad es necesaria para rechazar las tentaciones de la vida mundana, dice Pascal; porque la diversión es la manera que tiene el hombre de llenar su vacío existencial.
Este filósofo hizo experimentos físicos sobre el vacío para poder explicar en forma práctica los efectos que provoca en la conciencia el vacío de la existencia. Porque así como el vacío que produce la presión atmosférica, la conciencia sufre la presión metafísica que se percibe como angustia y que contamina toda la existencia.
Descartes propone que hay que dudar de todo para demostrar que el conocimiento sólo se tiene que fundamentar en una verdad irrebatible.
De la misma manera es necesario dudar de la inmortalidad del alma, de su salvación e inclusive de la existencia de Dios para darse cuenta de cuál es la verdad.
La debilidad del hombre, que no puede aceptar que la vida puede ser una nada, y su temor al vacío, es lo que lo hace crear ficciones y tantas obras, paraísos artificiales que le permiten sobrevivir a su angustia.
El vacío humano se observa en el tedio, el aburrimiento y en la incapacidad de estar sin hacer nada, estado que lleva al ser humano a entregarse a sus pasiones.
El hombre no puede soportar estar en reposo, sin preocupaciones, sin pasiones, sin divertirse o hacer algo; porque en ese estado de inacción siente su impotencia, sus falencias, su orfandad, su vacío interior, su nada y se sentirá amenazado por el tedio, la maldad, la depresión y la desesperación.
Cuando la razón no le proporciona a la conciencia la fuerza necesaria, el horror al vacío le hace adoptar al hombre falsas apariencias y lo predispone a la vanidad para eludir su nada.
La vanidad, los placeres superficiales y las apariencias, ocultan la verdadera condición humana y alejan al hombre de la verdad.
Nadie está libre de la vanidad que atrae con falsas promesas que no se cumplen porque hasta los que hablan en contra de ella desean ser admirados.
Los filósofos no tienen la intención de eliminar las pasiones del alma humana, sólo de mitigarla para que la humanidad pueda tener la posibilidad de la gracia y la grandeza, porque ser hombre es el paso previo necesario para poder liberarse de su miseria.
El alma humana está en constante fluctuación, dice Pascal, tratando de mantener el equilibrio.
Las pasiones deben ocupar el lugar que les corresponde en forma restringida y el hombre debe conservar la prudencia para no caer en la tentación de la vanidad, que es opuesta a la moral así como el error lo es de la razón.
La fortaleza no es una virtud que se destaque en el hombre porque sus pasiones incrementan su debilidad.
El ascetismo y el control emocional es el método que Pascal considera adecuado para aliviar las pasiones humanas y adquirir la templanza espiritual que favorece la felicidad plena.
El hombre siempre está en guerra consigo mismo, debatiéndose entre sus pasiones y su razón, contradicción que no es capaz de integrar sin sufrir tensiones.
Pero la contradicción no es signo de falsedad así como tampoco la no contradicción revela la verdad.
Pascal no resuelve esta contradicción pero propone paradojas que desafían la lucidez de las mentes más inteligentes.
El problema de la conciencia entre la razón y las pasiones resulta más incomprensible cuanto más se intenta comprender su significado.
Pero no todo lo que nos parece incomprensible, lo es.
Fuente: “Pascal, vida, pensamiento y obra”, Colección Grandes Pensadores, Ediciones Planeta De Agostini, 2005.
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