En los orígenes del cristianismo hay una figura clave de determinó el auge de la iglesia católica sobre el resto de cultos de la época.
Debemos remontarnos al siglo IV, en el que Constantino accede a ser emperador del imperio romano. Pero para conseguirlo tuvo que enfrentarse en na batalla a su competidor Majencio en la batalla del Puente Milvio. Antes del enfrentamiento tuvo una revelación divina, y viendo en el cielo la imagen de una cruz escuchó "Con este símbolo vencerás", e hizo mandar que se grabase dicho símbolo en los escudos de los soldados. Se dice que fue esta gracia divina la que le ayudó a vencer la disputa y llegar al cargo de emperador.
Siendo ya máxima figura de Roma, otorgó grandes beneficios a la institución de la iglesia, así como a los cristianos. Esta ayuda fue vital para la expansión y fortaleza del cristianismo en el mediterráneo.