Cuándo te has parado en la vía, debajo del puente? Sintiendo todo ese peso, ese tren lleno de tus pasajeros, lleno de tu vida que avanza, que va de un lugar a otro.
¿Has sentido todo ese ruido? Como cuando partes una nuez con los dientes aprentando tu quijada hasta quebrar la estructura de su silencio.
Eso es lo que pasa cuando rompes algo, quiebras su silencio, la fuerza se expande y te hace escuchar, tenías que decirte algo: Contarte tu historia o algo que no entendias; Querías oír que tu alma está limpia, o que está libre, o que está rota.
Ten atención antes de romper otra cosa, de correr y abrazar tu futuro. Vive lo tuyo, da esa última fumada y quítate lo complicado de ese humo de la cara.
Sorprendete sin imaginar nada, ve todos esos colores que pasan por tus ojos, vive emocionado de tener esa tenue libertad, toca tu sexo y gíralo contra el reloj deten un poco el tiempo para sentir, no frenes, solo gira y mira en esas direcciones a donde quiera que vayas te espera lo mismo, lo que tu decidiste, lo que tu elegiste en este momento.
La voz interior te dice que te marches, pero no es una voz es un puto eco recordándote lo peor que ya paso, déjala, olvidate de ella, esa voz no te deja vivir.
Canta y grítate lo que eres y sigue a donde de niño ibas, todos esos lugares si existen, te forzaste a olvidarlos a creer que no estaban allí, nunca se fueron, nunca han estado lejos.
Toma un cuchillo y parte la mejor fruta, la más jugosa, deja que tu corazón lata y se despierte con esa miel.
Ve, ese sueño es precioso y siempre está queriendo que lo alcances.